lunes, 24 de marzo de 2014

Quizá

Y no sé, quizá necesitamos a alguien que nos haga saber que no salimos tan mal en las fotografías y que el invierno no es tan triste como parece, pero al final es con el invierno con quien más nos identificamos, porque es agua acumulada en nubes; como nosotros acumulamos lágrimas por dentro y caen cuando ya no soportamos el peso. Y quizá nos hemos acostumbrado a pensar que todo irá de mal en peor y que la última llave no nos llevará a ningún lado. Y que muchas veces tenemos esa necesidad de querer que alguien entre a nuestra vida accidentalmente y cure nuestras heridas que por mucho tiempo han estado abiertas, que amortigüe la caída cuando decidimos saltar de nuestros miedos y que sane nuestras inseguridades con cada mimo. Es que lo inesperado es lo mejor que nos puede suceder, porque sucede lo mejor. Y lo mejor no es una cosa, sino una persona que nos dibuje una sonrisa en ese cielo gris, que por años enteros ha estado lloviendo sin parar y ha inundado nuestros pensamientos. Tenemos la esperanza de que en cualquier momento aparecerá: con una sonrisa tan blanca como la leche y tan brillante como la luz del sol en verano. Y cuando menos lo esperemos, cuando todas las posibilidades se agoten para encontrar a la persona que tanto deseamos que llegue, cuando ya no creamos en la magia del amor, entrará a nuestra vida de la forma menos imaginada para hacer que volvamos a creer en alguien. 

lunes, 10 de marzo de 2014

A veces...

A veces lo único que necesitas es un trago de cualquier botella de vodka que haya sobrado en cualquiera de esas noches de sábado -en las cuales saliste a ahogar los amores y los errores-.

A veces lo único que necesitas es a alguien que deje ir trenes por quedarse a tu lado, acompañándote hasta el amanecer mientras te dice que eres lo mejor que le ha pasado.

A veces lo único que necesitas es romper cualquier rutina impuesta, porque necesitas sentirte libre, aunque sea por una maldita vez.

A veces no necesitas que alguien te seque las lágrimas y te diga palabras de aliento y superación, sino que necesitas a alguien que se acueste a tu lado y se ponga a llorar contigo mientras cuentan estrellas.

A veces lo único que necesitas es estar solo para apreciar la soledad, porque de ella también se aprende y te das cuenta de muchas cosas.

A veces lo único que quieres es gritar a los cuatro vientos lo que de verdad sientes y piensas sobre algo o alguien, sin importar el qué dirán.

A veces lo único que necesitas es a alguien que esté ahí para la caída, no para que te sujete para no caer, sino para que te ayude a levantarte.

A veces las palabras sobran cuando una sonrisa sale en medio de un beso.

A veces las personas no se dan cuenta del daño que ocasionan yéndose sin dejar dirección de encuentro.

A veces los “te quiero” dan tanto asco como las personas que los dicen o como las personas que los creen. No sé quién da más lástima.

A veces lo único que necesitas es encontrar a una persona en la línea final, que te haya esperado todo el tiempo que estuviste corriendo o tropezando para llegar hacia ella.