martes, 30 de septiembre de 2014

Ojalá septiembre se acuerde de mí

Perdón, lo he hecho otra vez. Todos están durmiendo y yo padezco de este maldito insomnio de siempre, ese que lleva tu nombre tatuado por el lado que lo veas. Septiembre está a punto de terminar y yo todavía sigo imaginando personas que no pasarán y cosas que quizás ya caducaron, ni siquiera sé qué estoy esperando. He llegado al punto donde no sé en dónde estoy parado, sólo con una inseguridad tan grande de perder lo que más quiero en esta vida. No sé por qué demonios te prometí aquel día que siempre te recordaría, suelo ser de esas personas que, aunque les haga daño, cumplen la promesa. Toda esa mierda me está comiendo los huesos. Es de madrugada, todos duermen. Te escribo ahora, para que así no se den cuenta de que todavía te echo de menos. Nuestra historia terminó antes de que le escribiera un final, no feliz, pero sí bonito. Terminó siendo un final miserable, en toda la extensión de la palabra. Ahora ya sabes quién amó de más en esta relación inestable. Esa maldita canción sigue reproduciéndose en mi cabeza, antes era mi favorita, lo dejó de ser cuando te la dediqué. Sigo repitiendo tu nombre en la fría oscuridad mientras mis labios se secan al abrirlos. Tengo una teoría: las personas son como los labios, cuando se separan naturalmente comienzan a secarse y cuando se juntan detienen el proceso. Ahora nos estamos secando como las hojas de otoño. Y algún día alguien pasará, nos pisará y terminará de quebrarnos en pedacitos. Ojalá septiembre se acuerde de llevarse todo este caos que provocas en mí.

lunes, 29 de septiembre de 2014

El mundo

Yo tengo ganas de gritarle al mundo: 
¡Qué tontos, dejan pasar al amor! 
Y quedarme quieto, 
esperando a ver quién tiene tiempo de reconocerlo.

El mundo está necesitado de gente que tome aviones 
para ir detrás de la persona que ama; 
que se desnude los sentimientos 
antes de desnudarse el cuerpo;  
que mire lo que tiene enfrente  
y no cuando lo pierda. 

El mundo está necesitado de gente con ganas 
y no que se quede con ellas. 
De buscar la felicidad hasta por debajo de las piedras. 

De ver más amaneceres al lado de alguien 
que atardeceres con peleas; 
de querer ver más a alguien vestirse 
que desvestirle. 

El mundo se está quedando sin soñadores, 
sin locura, sin tiempo para hacer las cosas; 
se está convirtiendo en un lugar lleno de pretextos, 
de excusas, de llegar tarde a lo que se quiere, 
de ser el asesino de su infancia, 
de cementerios llenos de sueños, 
de jardines con esperanza, pero sin sentido. 
Está llenándose de "no tengo tiempo" 
"ahora no, más tarde".
Más tarde pueda que ya no des el último abrazo, 
el último beso, 
el último "te quiero". 

Se están perdiendo los pequeños detalles: 
las sorpresas, 
las cartas perfumadas, 
las visitas inesperadas, 
los abrazos por la espalda, 
los insomnios provocados por alguien
y no por algo.

Siento que nos estamos guardando mucho.
Algo que podría cambiar el rumbo de la humanidad:
la cura de una enfermedad encerrada en una mente brillante 
la canción que cambiará la historia de la música 
el guión de la película que se comerá las taquillas,
el libro que revolucionará la literatura, 
la pintura que evolucionará el arte moderno.

El mundo necesita a gente con los ojos rojos de tanto llorar 
de felicidad 

de gente resfriada 
por mojarse bajo la lluvia. 

Creer 
soñar 
ilusionarse 
luchar 
no rendirse
caer
levantarse
seguir
no mirar atrás

Ojalá 
algún día 
la gente se preocupe menos y viva más.

Números


Es lunes. He despertado y lo primero que se me ha venido a la cabeza ha sido la vez que te cruzaste por mi camino y tropecé contigo aquel otoño. ¿Qué estás haciendo con mi vida? A veces me digo a mí mismo que sería bonito conocer de nuevo a algunas personas. Olvidar todo el daño y empezar desde diez. Sabiendo que te van a hacer pedazos y ese diez irá en descenso. Un punto menos por cada herida, hasta finalmente llegar al cero. Al número donde nadie quiere llegar, porque del cero también puedes ir ascendiendo aún más, porque así como hay un infinito positivo, también hay uno negativo. Cuando, por ejemplo, empiezas a ser un número negativo (-1, -2, -3) es porque has hecho más daño del que se puede hacer. Sabiendo que algunas personas causan el mismo daño que fumarse todas las cajas de cigarros y beberse todas las botellas de alcohol. Y la magia en ocasiones se enciende en las despedidas, en agradeciendo por haber decidido marcharse, aunque sea tarde, pero bien dicen que es mejor tarde que nunca, que ir sumando puntos negativos en la historia. Son admirables aquellas personas que se van cuando todavía no son un cero y cuando aún quedan sonrisas bonitas para regalar al mundo. Irse a tiempo es salvarse de ser un error que se desea nunca haberlo cometido y que se llora por las noches. Empezamos siendo un número positivo y qué triste que, en vez de ir ascendido a números inimaginables, tengamos que ir descendiendo a números desastrosos. 

Cuando voy por la calle no veo personas, veo números. A veces veo un 3, un 5, un 7; un -13, un -18, un -20. En muy pocas ocasiones he visto números positivos que superan el 10 y es donde aún creo en la humanidad, en el amor, en la vida. Y tristemente casi siempre he visto sobrepasar el 10 negativo. ¿Por qué tenemos que llegar a estas circunstancias tan lamentables? ¿Acaso no nos merecemos algo mejor que ir descendiendo a la terrible desolación? ¿Por qué tenemos que conformarnos con los estragos que deja la tormenta después de haber llegado la calma? Admiro a esos que tienen un infinito positivo tatuado al lado del corazón por amarse a sí mismos. Llámame iluso, pero yo todavía creo en las personas que tienen números negativos, creo que son capaces de ascender más allá de sus propios límites. El límite lo ponemos nosotros, nuestra mente lo acepta, pero el corazón está luchando cada segundo por no dejar de latir. Yo creo en ti, creo en él, creo en ella. Llámame como quieras, pero yo aún creo en la humanidad. Creo en los besos perfectos y en los abrazos que cicatrizan heridas interiores. Creo en tiempo futuro y en tiempo presente.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Es la chica con la que tropiezas solamente una vez en la vida

Nunca cambió. Cambió la manera de mirarse a sí misma, de verse frente al espejo y de criticarse. Nunca cambió. Cambió la manera de tratar a los demás por cómo la tratan. La ven sonreír, pero nadie sabe cuántas noches lloró porque le hicieron daño y tuvo un alfiler en la mano. No cambió, mejoró para no cometer tantos errores, para no caer a abismos equivocados. Está jodidamente loca y eso la hace única entre las demás, aún así piensa que es del montón, sin saber que es la chica por la que el cielo cae para besarla. Estoy completamente seguro de que proviene de otro mundo, porque de este no es. Nadie sabe cuántas veces estuvo al fondo de su precipicio favorito, porque si de amar se trata, ella es totalmente inexperta, no tiene ni puta idea de qué es el amor. Nadie sabe cuántas lágrimas lleva debajo de su sonrisa ni cuántos insomnios tiene en la mirada. Nadie sabe lo que tuvo que sufrir para ser la chica que hoy en día es. Nadie sabe hacerla sentir como si la vida no doliese, al contrario, las personas que ha conocido han aportado un granito de arena a su tristeza y a su forma de sentirse ignorada. Le escriben a su felicidad, a su maquillaje, a su disfraz que lleva como si nada estuviese pasando, cuando en realidad el mundo se le cae a pedazos agigantados. Yo le escribo a su tristeza, a su dolor, a su encanto. Nunca cambió, sólo aumentó el amor a sí misma, a sus cicatrices y aprendió a lamerse las heridas en todas las estaciones del año, sin esperar a que alguien viniese a hacerlo. No habla con nadie de sus inseguridades, ni de su manía de hacer parecer las cosas aún más desastrosas. No sé nada de ella, lo que sí sé es que es una de esas chicas que merece la pena tropezar más de una vez, pero es la chica con la que tropiezas solamente una vez en la vida.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Lo que nos hace felices, también es la razón de nuestra tristeza


Porque se puede llorar sin derramar una lágrima, se puede gritar gritos de auxilio en medio de un silencio y se puede sonreír a quien nos ha disparado. Usual e irónicamente le sonreímos a quien nos ha hecho mucho daño. Muchas veces aquello que nos hace felices, también es la razón de nuestra tristeza. La razón por la cual estamos tan jodidos que no estamos lo suficientemente armados de valor para reconstruirnos las ruinas. O para intentar crear nuevos rascacielos que nos lleven a tocar el cielo. Que las vistas de amaneceres son más bonitas si tienes a alguien al lado, porque todo compartido tiene más sentido y tiene ese toque que hace de un amanecer un momento único e irrepetible. Porque las personas que están, algún día no estarán. Suena muy triste, pero es verdad. Cuando estás hundido, alguien puede hundirte más. Y que de tanto dar amor, llega un día en que ya no tienes nada qué ofrecer ni nada para dar. Porque ya lo has dado todo a gente que se fue y no supo apreciarte, ni apreciar todo lo que hiciste por ella. Es una obligación ser nuestro propio héroe, porque a lo mejor nadie vendrá a salvarnos del final de un principio que empezamos nosotros mismos. Tendremos que empezar a lamernos lo más pronto posible las heridas.

Hay bocas necesitadas de alguien que les haga el amor con los labios, ojos necesitados de ver algo bonito al abrirlos después de una pesadilla y oídos urgidos que les hagan música con la voz. Las pequeñas cosas son las que en verdad hacen una enorme diferencia entre lo momentáneo y lo eterno. Si bien, por un lado debemos aprender a perdonar, por el otro estamos pensando en intentarlo de nuevo con la misma persona que nos lastimó. Y así, claro que nos va a doler más de lo que debería. Somos amantes del dolor, si de amor estamos hablando. Nos gusta caer en las redes de los sentimientos. Es bonito, pero doloroso. Es como subirse a un avión y lanzarse con el paracaídas puesto, pero decidir no abrirlo. Algo así es el amor.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Hazme la vida, y no sólo el amor

Me quedo con lo que la mayoría no se queda: con tu infierno, tus ruinas, tu desastre, tus miedos, tus inseguridades, tus manías, con tus ganas de salir corriendo e irte muy lejos. Ojalá a donde quieras ir siempre esté yo, como plan. Muchos quieren estar donde el sol brilla, pocos en los días grises. Amores de biblioteca y amores de invierno, amores para un tiempo y amores para toda vida, amores que se encuentran por todos lados y amores que se encuentran solamente una vez, amores que marcan y amores que duelen, amores que matan y amores que dan más vidas que las que tiene un gato, amores tan frágiles como el cristal y amores tan fuertes como personas sonriendo con el corazón roto, amores de suspenso y amores con punto final. Abrázame. Abrázame fuerte hasta que duelan los cimientos y no sepa qué hacer con el dolor. Hazme la vida, y no sólo el amor. El sonido de tu risa es muy parecido al de un orgasmo. Haz que mis días parezcan un sábado por la tarde de película y manta, cerveza y besos. Pero por lo que más quieras: no hagas de ellos uno de esos días donde lo único que quiero es que la tierra me trague y no saber que el tiempo pasa. Sé esa persona por la que renunciaría a todo y a todos, menos a ti.

martes, 23 de septiembre de 2014

Cosas que nos cambien la vida

No importa si existen finales felices, al final lo que importa es el camino que recorremos y todo lo que pase en él. Nos preocupamos demasiado intentando crear uno, que no disfrutamos a quien tenemos al lado y nos damos cuenta de lo que teníamos cuando se ha ido. También intentamos ser personas perfectas para alguien que le gusta lo imperfecto. Qué gilipollas llegamos a ser. O quizás siempre lo somos, aunque algunas veces no nos damos cuenta. Es un misterio lo que pasará, mientras tanto hay que mover todo lo que esté a nuestro alcance para que sucedan cosas que nos cambien la vida. Algunos “para siempre” son más largos que otros, aunque algunos se rompen más rápido, tarde o temprano, todos acaban, no sé dónde ni cuándo, pero todos tienen fecha de caducidad. Siempre vamos a tener con nosotros a esos pequeños “para siempre” que nos hicieron felices por un tiempo, que incluso ahora, por las noches, iluminan un poco entre tanta oscuridad que poseemos. También nos abrazan y nosotros los abrazamos aun más fuerte, como dando a entender: “Echo de menos los viejos tiempos. Cuánto daría por vivirlos nuevamente”. Y sonreímos con lágrimas, una triste felicidad. Ojalá nos durase la sonrisa como les dura una despedida a dos personas en el aeropuerto. O como aquellos enamorados que están peleando por ver quién cuelga primero el teléfono. Alguien que nos buscase con la misma desesperación con que se busca algo especial, algo que nunca se encontrará en otro lugar y que una vez perdido no se recuperará jamás.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Otoño

Es otoño y camino sobre las hojas secas. ¿Has escuchado ese sonido de las hojas quebrarse en mil pedazos al pisarlas? Algo así sentí cuando dijiste que te ibas por tiempo indefinido, que no sabías la fecha en que regresarías. Siempre he pensado que es mejor que las personas se vayan por completo y no dejen restos ni rastros de su existencia, porque partes medias nunca fueron buenas. Una vez me dijiste “El final empieza cuando te acercas a un precipicio e intencionalmente te lanzas al vacío y ya no esperas a que nadie te esté esperando al fondo”. Yo lo llamo libertad, ese precioso instante en el que ya no esperas nada de nadie, porque esperar también duele y es dejar que la vida nos mate a través de las ilusiones. Y yo ya he perdido la cuenta de las veces que he muerto sin dejar de respirar, apretando al corazón con las manos y obligándole prácticamente a que ceda a la razón. No me atrases más, esta vez no quiero llegar tarde a la vida de alguien. Vete por completo, pero no te quedes a medias.

domingo, 21 de septiembre de 2014

¿Qué pasa si recorremos todo el camino y no hay nadie al final?


Así como hay gente que la separa la distancia, también hay gente que la separa el tiempo. Cuando te separan los años estás realmente jodido. Porque la distancia puedes recorrerla, pero al tiempo nunca podrás adelantarlo. A lo mejor estamos recorriendo el camino equivocado, por eso no nos encontramos, ni aquí, ni allá, ni en ningún lado en el que hemos estado. O a lo mejor estamos buscándonos en el tiempo equivocado. La vida no es un juego, de serlo terminaríamos todos perdiendo. Quizás lo más cerca que hemos estado de vivir han sido aquellas veces que por poco morimos en los brazos de alguien. Pero ¿Qué pasa si recorremos todo el camino y no hay nadie al final? ¿Y si nadie nos espera? ¿Y si nadie decide quedarse al ver nuestras cicatrices? ¿Qué hay si ninguna persona se arriesga para tenernos? ¿Si en el último minuto nadie se tira a las vías del tren para salvarnos? ¿Y si morimos por alguien que no nos llorará? Al final de la vida es con alguien con quien queremos estar, para compartir nuestros mayores secretos y nuestros más grandes sueños. Pero ¿Qué pasa si nadie se queda? 

Gente que, entre más oscuridad, más brillan; y gente que, entre más oscuridad, más dejan de brillar. Se apagan un poco cada día hasta que deciden ser fugaces y brillar por un instante como ninguna estrella, aunque eso signifique su muerte.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Me echo de menos


Me echo de menos, pensé que echar de menos a alguien iba a ser lo más doloroso, ahora comprendo que no lo es. Ahora me doy cuenta de que a quien siempre voy a extrañar va a ser a la persona que fui, es cierto, soy más fuerte hoy en día, pero antes no tenía miedo de confiar, ni de amar. Y si me dieran a elegir entre una persona y la otra, elegiría ser aquella que no tiene miedos, porque al no tenerlos te convierte en la persona más fuerte y completa que existe. Un día un amigo me traicionó, el amor me abandonó y un familiar me apuñaló por la espalda; tarde comprendí que a quien siempre voy a tener va a ser a mí. Así como hay personas que se van porque quieren, también hay personas que se van porque nadie les sujeta de la mano para que se queden. Olvidan que a veces necesitamos escuchar un “quédate, por favor” y que nos hagan saber que fuimos la persona que siempre soñaron tener al lado, y no sólo para ver atardeceres y amaneceres, para follar y hacer el amor, para sacar risas y secar lágrimas; sino para ver cómo la vida nos hace el arte en la cara, para ver cómo el tiempo tatúa en la piel la historia de nuestra corta vida. Mi abuelo siempre dice que la vida es un abrir y cerrar de ojos, puede acabar en cualquier instante; hoy estamos viviendo, mañana quizás no. En un pestañeo puede acabar el mundo.

Y pasa también que la gente no quiere pasar de página, porque la actual está en blanco. No hay nada escrito, ni tachones, ni errores, ni nada. Y tiene miedo de que en la siguiente página pase lo mismo y quedarse así: sin nada, porque nunca ha sentido lo que es que alguien venga y haga de su vida lo que le plazca, que le haga cometer la mayor locura de su vida, cometer errores cada día y que por las noches se rían por haberlos cometido. Que les amen como el primer día del resto de su vida y que quieran vivir con ellas las batallas difíciles. Nadie nace sonriendo, todos nacemos llorando, porque la vida no es fácil y muchas veces carece de sentido. Ojalá le encontremos un sentido que prefiera mojarse con la lluvia, que no le importe mucho dejar ir trenes ni dejar pasar las estaciones mientras tenga un suspiro por el cual luchar, que comprenda que la vida es corta y por eso tenemos la obligación de hacer que valga la pena, como para poder decir un día: “Valió la pena”.

jueves, 18 de septiembre de 2014

El inicio de tu muerte

Llega un día en el que ya no esperas nada, comienzas a hacerte la idea de que algunas cosas se rompieron desde el momento en que se convirtieron en promesas y que algunas personas estaban destinadas a pasar por tu vida solamente para ser una lección. Que a algunas estaciones ya no les llegan trenes, tampoco los trenes llegan a su destino final. Empiezas a decirte que lo mejor que puedes hacer es esperar a que la vida acabe contigo. O tú acabar con ella. A ver quién acaba primero con quién. No sabes qué día es, porque el calendario está manchado con muchas cosas que te faltaron por hacer, pero que nunca te atreviste. Sientes cómo el frío te quema, mas no te cala. Enciendes el reproductor y reproduces la canción más triste, un éxito del Billboard. “Lo triste triunfa”, piensas. Caminas y tus pasos son coordenadas hacia no sé dónde, lo único que quieres es irte lejos y empezar una vida desde cero. Ya estando lejos de la rutina, dejando todo lo demás atrás, volteas a ver queriendo regresar, pero ves que estás demasiado lejos ya como para volver. Sientes una presión en el pecho que te mata poco a poco y un nudo en la garganta que te está ahorcando. Llamas a tu madre y en medio de la conversación te tiras una risa nerviosa, no sabes si lo estás haciendo bien. Sigues, caminas, prendes un cigarro. Entrando la medianoche te sientes aún más triste, derrotado, sin aliento; sólo con un cuerpo, tu alma divaga en otros rincones. Comienzas a sangrar por las grietas, a quitar las costras de las cicatrices y a coser el nudo de la garganta. Ya no esperas a nadie, ya no esperas nada. Entonces empieza el inicio de tu larga, dolorosa y lenta muerte.

martes, 16 de septiembre de 2014

Ella no es una chica, ella es la chica

Sueña con alcanzar las estrellas, es la villana y la protagonista de su propio cuento. Tiene vocación de actriz, manipula a sus demonios interiores y comparte cama con los monstruos de debajo de ella. Le gusta la fotografía, la pintura y el teatro. Sabe lo que es estar en el Cielo y en el Infierno al mismo tiempo y al lado de alguien. Ha experimentado sus más oscuras fantasías y no le teme al destino, excepto a las despedidas. Está jodidamente loca, perdida, rota. Ella no es una chica, ella es la chica. La que camina por las calles de la ciudad, sin intentar opacar a nadie, porque su personalidad opaca al montón, incluso al sol. Por ella no meterías las manos al fuego, las meterías al infierno si fuese necesario. Desde que descubrió que no necesita a nadie al lado para ser feliz fue la chica más completa. Ama cuando está preparada y no cuando se siente sola. Es capaz de amar con un nivel de locura que hace que pierda los estribos. Es la amante del amor. Es la chica por la que estarías dispuesto a joderte la vida. Grita cuando siente asfixiarse y es una tumba cuando se lo propone. Es como es, no intentes cambiarla, ella es fiel a sí misma. No es un prototipo de belleza, es su concepto de belleza. No necesita photoshop, necesita una sonrisa. Escucha la música que le gusta, y no porque esté de moda. No sigue tendencias, se deja llevar por su verdadera esencia. Con ella es todo o nada, no se presta para juegos absurdos, si la quieres o si la odias tendrá que ser completamente, no le gustan las partes medias. Le gusta la inestabilidad, la estabilidad le da vértigo. Ella no es una chica del montón, ella es única y exacta.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Si hay huellas en la luna, ¿por qué tu límite tiene que ser el cielo?

Joder, levántate. Tienes unos ojos preciosos como para que sepan lo que es llorar por algo que todavía no ha sucedido, sólo tarda en suceder, algún día cercano o no muy lejano: sucederá. Venga, sal y comete el mundo, no dejes que él te coma a ti. No le digas no a lo que amas. Te lo recordaré siempre cuando sea posible: Tú no eres de los que se deja vencer, eres de los que luchan por lo que quieren en medio de las guerras, sin importar cuán duras estén. Por lo que más quieras no dejes que ese “no puedes” te haga caer. Si fallas, busca por debajo de los escombros y de las cenizas la única razón por la que sucederá. No cedas tan temprano a ser infeliz, eres demasiado joven como para saber lo que es rendirse. Estás en una edad donde el mundo se queda corto para lo que quieres alcanzar. Lucha, alcanza, persevera; pero nunca renuncies a lo que no puedes dejar de pensar. Los sueños, tarde o temprano, se alcanzan, aunque algunos se alcanzan más rápido que otros, pero todos están a tu disposición y a tu alcance. Pueda que el mundo se esté quedando sin soñadores, pero mientras tú y yo existamos, los sueños están seguros. Quizás el mundo no sea una máquina de cumplir deseos, pero nosotros somos el instrumento para alcanzarlos. Si hay huellas en la luna, ¿por qué tu límite tiene que ser el cielo?

jueves, 11 de septiembre de 2014

Era septiembre y no llovía

Se nos había hecho tarde y ya no sabíamos para dónde jalar, ya no sabíamos para dónde ir, no teníamos una dirección estable, ni un hogar donde recostar la cabeza en las piernas de alguien. El despertador sonó y nos dimos cuenta de que era septiembre, que el tiempo pasó por encima de nosotros, dándonos patadas y dándonos los peores portazos contra el calendario, contra la vida. Por un segundo olvidamos que no necesitamos tener alas para volar, lo único que necesitamos es tener a alguien tomándonos de la mano y elevándonos al cielo. Lo duro fue cuando decidió soltarme, caí en caída libre, con fuerza y con velocidad, quebrándome cada hueso. Últimamente entiendo la letra de las canciones. Y duelen, duelen mucho. Me doy cuenta de que siempre dolieron, aunque antes lo hacían de distinta forma: en silencio. No sé cuánto tiempo nos tomará cosernos las esperanzas, pero todavía hay una vela encendida para pedir un deseo. Era septiembre y no llovía, las nubes retenían el agua y estaban a punto de explotar. Como cuando está a punto de llover, pero no llueve. Así me sentía. Con esa impotencia y esa presión en el pecho.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Diálogo: Camila y Daniel

Era momento de que aquellas almas que habían regresado ascendieran de nuevo a donde vinieron.

—No te vayas otra vez, por favor. No lo hagas. —Suplicó Camila, mientras su maquillaje se corría de sus ojos—.
—Es tiempo de volver, sabías desde un principio que esto pasaría.
Daniel llevó sus manos y las puso sobre su rostro.
—Prosiguió— Esto es algo pasajero, tienes que aprender a vivir por encima de mí, por encima de cualquier situación. Ni por mí, ni por otra persona; lo tienes que hacer por ti. Cada quien tiene un final, ya sea desastroso o no, pero lo tiene escrito en su libro de vida. No sé cómo será tu final, pero estaré suplicando porque sea una muerte digna. Tranquila, esto pasará.
—Yo te voy a echar de menos, voy a sepultarte otra vez. ¿Cómo quieres que no me ponga así? Si volverás a irte y yo me quedaré aquí, sola... vacía. Yo quiero irme contigo. No quiero volver a hablar de ti en tiempo pasado.
—Vamos, Camila. Yo no soy tu final, fui el principio de algo en tu vida. Y lo que menos quiero es tener que ser el final de tu vida. Promete una cosa.
—Dime, pero no estoy segura de cumplir con lo que me pidas, de una forma u otra, sé lo que vas a pedirme. Te conozco hasta las líneas que tienes trazadas en tus manos.
—Tienes que prometérmelo, por favor. No puedo irme de este lugar con esta angustia, sabiendo que te vas a dedicar a ser infeliz por toda tu existencia. Promete que vas a dedicarte a ser feliz. Que vas a formar una familia muy extensa y que verás sonreír a tus nietos. Como los planes que un día hicimos tú y yo. Sólo que ahora la única que tiene en sus manos la posibilidad de lograrlos eres tú.
Daniel sabía que ya le quedaba poco tiempo antes de que terminara definitivamente su estancia en la Tierra. —Anda, prométemelo. Ya no tengo tiempo.
—No te lo prometo, voy a intentarlo. Esto va a ser muy duro.

Sus manos se entrelazaron, por un instante fueron uno solo. Luego se besaron y ese beso fue lo que terminó de derrumbar la pieza que faltaba derrumbarse. El alma de Daniel y el alma de todos los que habían vuelto comenzaron a ascender. Finalmente todo quedó por unos segundos en silencio absoluto. Sólo se escuchaba cómo el viento fluía. Una lluvia de lágrimas se escuchó aquella noche.

martes, 9 de septiembre de 2014

Se tarda más en cerrar una herida que en abrirla

Si alguien tan siquiera fuese capaz de entender que naufragar no es hundirse, como tocar fondo no es el final del océano, que la profundidad depende de cuánto estemos dispuestos a nadar y de aguantarnos la respiración. Que se tarda más en cerrar una herida, que en abrirla. Que hay momentos que son válidos y entran en vigencia cuando alguien te roba el sueño y hace que padezcas insomnio, no por unas noches, sino por toda la vida. Y por muy duro que suene: tienen que romperte el corazón, las ilusiones, los sueños para darte cuenta de que todavía queda mucho por lo cual luchar, que el final es el principio de algo que ni siquiera el destino sabe que sucederá. Hay muchos precipicios que gritan nuestro nombre y el eco nunca nos encuentra, porque quizá estemos perdidos sin saberlo y sin darnos cuenta de que necesitamos un motivo o una razón, para seguir en este mártir de gente muerta caminando apresurada para llegar pronto a lugares adonde ya no llegan trenes. Hay cajas de música donde la bailarina ya no baila, sin embargo, la música no se detiene. Aún no se sabe que para motivar a alguien solamente se necesita que le abracen fuertemente hasta hacerle sonreír como si nunca le hubiesen roto el corazón y que le haga reír como si nunca hubiese llorado. Qué más da cuándo. Ojalá encontremos a alguien cuando seamos su tiempo presente, y no cuando seamos tiempo pasado, porque lo correcto ya no es tan correcto cuando ha pasado su tiempo. “Ojalá algún día” estas tres palabras no suenen tan tristes.

jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Quién eres?

¿Quién eres?
No eres un número de identificación
ni una talla de pantalón,
tampoco el color ni la marca de ropa que usas.
No eres la primera impresión
ni el perfume que utilizas.

Eres los sentimientos que provocas,
lo que sueñas antes de dormirte,
lo que haces cuando nadie te ve.
No eres a quien echas de menos en invierno,
ni a quien deseas en verano
ni a quien sueñas en primavera
ni a quien anhelas en otoño;
eres a quien quieres tener al lado en todas las estaciones.

Eres las cicatrices que se ocultan con la piel,
lo que gritas en los silencios
y a quien miras de reojo.

No eres quien fuiste;
eres quien quieres ser.
No eres el camino que has recorrido;
eres la resistencia que has tenido.

Eres lo que escribes en medio de la noche,
a quien se te viene a la mente cuando estás borracho,
a quien le dedicas tus insomnios y tus silencios.
Eres las conversaciones que tienes contigo mismo.

Eres cantante de tus miedos,
pintor de tus sueños,
constructor de tu futuro,
abogado de lo que quieres,
juez de tus decisiones,
escritor de tu vida
y maestro de tus caídas.

Eres las canciones que tarareas sin darte cuenta,
los fragmentos de libros que sabes de memoria,
los momentos donde te falta el oxígeno
y las palabras que dices sin querer.

Eres tú,
solamente tú.
Ser único, natural, loco y salvaje.

Eres lo que te impulsa a levantarte,
lo que te pone brillo en los ojos
y sonrisa en el rostro.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Nos prometimos un hasta siempre, un para siempre y un hasta nunca

No supimos despedirnos, nos guardamos un rincón en ambas vidas: ella en la mía y yo en la de ella. Nuestros labios no supieron pronunciar el adiós, “hasta luego” y nos estremecimos, aun así dolió como si en verdad nos hubiéramos despedido. Nos prometimos aquella tarde de septiembre que algún día nos miraríamos de nuevo a los ojos y encontraríamos un hogar. Nos prometimos un hasta siempre, un para siempre y un hasta nunca. Ni ella lo dijo ni yo lo dije, ambos sabíamos que esa iba a ser nuestra última conversación, la última vez que escucharíamos nuestras voces, la última vez que nos miraríamos con la mirada en la esperanza, la última vez que tendríamos nuestros cuerpos a centímetros. Me dio un beso y algo se quebrantó, se escuchó un rechinido que provenía del pecho. Desde entonces no volví a ser el mismo, tampoco la vida parecía la misma.

martes, 2 de septiembre de 2014

Los humanos llegan a dejar peores quemaduras que el fuego

Pendemos de un hilo, en cualquier momento alguien lo cortará y caeremos a lo más profundo de este precipicio, al final encontraremos un montón de sueños rotos, esperanzas caducadas y muchos finales felices que nunca llegaron a serlo. No tenemos nada que perder, tenemos todo para ganar; quien no tiene nada, lo mejor que puede hacer es arriesgarse, probablemente lo ganará todo con el esfuerzo de cada gota de sudor, con cada experiencia que ganó conforme tropezó. Y el verdadero problema aquí es que nos estamos conformando a la realidad, estamos empezando a echar raíces en lugares donde no teníamos previsto estar, están comenzando a crecer las ramas y están brotando frutos en descomposición, dentro. No es que sea triste, es que la tristeza fue la única que me invitó a pasar cuando nadie me abrió las puertas; fue la única que me abrigó en aquellos días en los que el sol no trasmitía calor; fue la única que me extendió los brazos en aquellas noches donde necesitaba un abrazo sin importar de quién, sólo necesitaba uno que me hiciese sentir que la vida valía la pena. Ella lo hizo. Dicen que “en los mejores peores momentos conocemos a las mejores personas”, se olvidaron mencionar que también conocemos a las peores, eso lo fui comprendiendo con el tiempo, porque los humanos también queman con sus actitudes. Y llegan a dejar peores quemaduras que el fuego. Never let me go, I just need a hug.