Que todos nos vamos a
morir, que sí, que llegará el día de nuestra partida, pero antes nos
llevaremos todo lo vivido: las risas, las sonrisas, las personas que nos
hicieron felices, los otoños, los viajes, los amigos, el amor, el
fuego, los abrazos que nos hicieron estremecer, los besos que nos
hicieron epicentro, las miradas que nos convirtieron en aeropuertos, las
manos que nos llevaron a conocer el mundo sin siquiera movernos un
centímetro.
Hay gente que es el túnel, y otra que es la luz al
final de él. Siempre, pero siempre hay que disfrutar y prestar atención a
cada paso que damos, porque volver atrás, correr hacia lo irreversible,
es una utopía. La más jodida y puta de todas.
Hoy vengo a decirte
a ti, sí, a ti que lees esto, que posiblemente mañana no estarás, pero
que hoy tienes unos pulmones que te permiten respirar, unas piernas que
te dirigen al futuro, una voz que marca territorio aunque estés perdido,
unas manos que pueden escribir la libertad.
Venga, joder. La
vida, a veces, es un momento, alguien, un sentir, un lamentar, un
escalofrío: porque no se mide por tiempo, sino por intensidad. Cuánto te
hace sentir lo que sientes hoy.
Las cicatrices están y siempre
estarán. Despreocúpate por lo que no tiene remedio y preocúpate por lo
que aún tiene solución. No todo en la vida es llorar y sentirse
miserable, también es compartir lo que tienes miedo de escasear, enseñar
a otros a levantarse, darle una mano a quien sólo ve puñales, un abrazo
alentador al enfermo, un aquí estoy porque al día de mañana no sé dónde
estaré, y te quiero porque no tengo otra forma de ser.
Quítate
los disfraces y desnúdate hasta quedar vulnerable, porque si siempre
tienes miedo, lo que termina pasando es que todos huyen al primer roce
de miradas. Ponle un hasta aquí a las inseguridades, a los miedos, a las
manías, a las ataduras, a las cárceles internas; deja que el corazón
deje de ser una jaula para ese pájaro que quiere volar alto. Alto. Alto.
Que
sí, el mundo es feo, infernal, caótico. Pero es donde nos tocó
enfrentarlo, aquí, ahora. Ponte las armaduras y quítate las corazas,
vamos a luchar, pero lucharemos sintiendo fuera de los límites
establecidos. Rebalsaremos el vaso medio lleno, medio vacío; vaciaremos
el mar en el desierto, pondremos las estrellas en su lugar: dentro, para
que no seamos solamente oscuridad. Seremos huracanes para todos
aquellos que pretenden ser dolor sentimental.
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