miércoles, 10 de diciembre de 2014

Yo renuncio a ti por darme una oportunidad a mí

Hay una bala que lleva mi nombre esperando a ser usada en cualquier momento por ti. Y es que el amor es darle una oportunidad a alguien para que te dispare justo donde se encuentra el corazón. Y tener esa leve esperanza de que no apretará el gatillo en ninguno de esos días en los que tirarse de un precipicio está de más. A ver quién gana en este juego de perdedores.

Llámame tonto, 
idiota, 
estúpido, 
que al final son sinónimos, 
pero nunca me hagas dispararte, nunca me obligues a hacer plomo a quien me ha hecho polvo. A veces tengo miedo de lo que pueda salir de tu boca, posiblemente sean las balas de alguien que amó hasta morder de un lado al amor y que no le importó tanto el hecho de estar perdidamente enamorado, sabiendo que al final lo único que mordería sería el polvo o las cenizas de un amor fugaz. 

Los amores fugaces dejan heridas permanentes.

Esta noche es para siempre
aunque para siempre se queda corto
para lo que gastamos en queremos
en perdernos
y en rompernos

Ojalá un día no me arrepienta por haberte amando por encima de mí. Sé que el amor para ser verdadero tiene que ir dejando heridas, pero no tantas como las que nosotros estamos dejando, parecemos como aquel muñeco que está remendado por el lado que lo veas. Y si un día me arrepiento, ojalá logre perdonarme. Perdonarme porque fui yo quien permitió que me hicieras este desastre.

Me declaraste la guerra como aquel que se la declara a sí mismo y, sin embargo, decidiste continuar sin importar si estábamos ya demasiado rotos como para un intento más. Porque para renunciar también se necesitan muchos cojones, es difícil hacerlo por lo que siempre se ha luchado. No basta con salir a la calle y correr en otra dirección. Yo renuncio a ti por darme una oportunidad a mí. Una oportunidad que me debía desde hace tiempo y por necio me la negué. Nunca supe despedirme a tiempo, quizás esa sea la razón por la cual tengo más cicatrices que sonrisas. Renunciar a alguien es una de las cosas más jodidas que he enfrentado en mi vida, no es fácil despedirte de alguien que una vez dijo que siempre estaría.

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