domingo, 21 de diciembre de 2014

¿Por qué ella?

¿Por qué ella? Porque es una de esas chicas que busca la manera de hacerse feliz a sí misma y no espera encontrar a un chico que le haga sonreír. Es de las que prefiere apreciar una pintura en una exposición, que ver el móvil. Y cuando camina por la calle se detiene para ver el arte urbano que está en las ruinas de la ciudad. Con sus tonterías es capaz de reírse hasta hacerse llorar y luego va al baño a lavarse la cara para que nadie note que ha llorando hasta la madrugada. No tapa sus ojeras, ella las pone en exposición, porque sus ojos -en cualquier estado en el que estén- son la mayor obra de arte.

Su mejor maquillaje es su locura, y ni siquiera cuando se va a dormir se lo quita.

Es independiente, aquí también incluye que es capaz de curarse sus propias heridas y de remendar sus alas para luego volver a ese cielo -el cual tanto daño le ha hecho-. Cuando está herida no lo notarás en su forma de ser cuando está contigo; si eres capaz de naufragar dentro de sus pupilas podrás ver cuánto le dolió y cuán destrozada está.

Le gusta la poesía y los poetas, también suele perderse en cualquier verso, como también es capaz de destrozarse leyendo. A veces se siente como aquel poema que desechan los poetas, pero, en realidad, es aquel del cual se sienten orgullos siempre que lo leen y del primero que se acuerdan cuando les preguntan que cuál es su poema favorito.

No es fácil de encontrar, tampoco digo que sea imposible. Para saber que es una de esas chicas no basta solamente verla, tienes que sentirla con lo más profundo de tu ser, naufragando por tu alma y cuando sientas que está hecha pedazos, es ella la que ha entrado en ti. Ella es invisible ante los ojos humanos, pero visible para los ojos del alma. 

Pero, por favor, una vez que ella confíe en ti, no la decepciones, porque a ella le dolerá como si le pasaran por encima maquinarias pesadas de construcción, porque ella es tan frágil a cuanto a sus sentimientos se refiere, pero cabrona por defender lo que tanto le ha costado construir. Puede ser un ángel si tú te lo mereces, pero será un demonio si tú le haces sentir el infierno.

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