domingo, 24 de mayo de 2015

Esta vez fui yo

Sería injusto escribir que fuiste tú quien se fue al final,
porque no fue así,
fui yo quien dejó tirada toda la ropa un domingo cualquiera,
las sábanas frías
y las maletas hechas,
mientras te descosía cada puntada que le di a tu corazón roto
cuando apenas llegaba tocando la puerta -como un principiante-.
Hay abrazos donde se escucha un derrumbe,
y así sonó la primera vez que te abracé,
pude sentir cuán destrozada estabas.
Y me dijiste que fue porque te miraste por dentro
y no supiste soportar todo ese dolor.

Siempre le escribo a quien se fue,
a veces soy demasiado cobarde para aceptar que
yo también he sido quien ha dejado todo en el suelo:
los sentimientos,
las ilusiones,
los planes del otro.
Juro nunca quise borrarte la sonrisa,
es muy bonita, te lo dije no sé cuántas veces.
Y tú nunca me creíste.

No quería que se escuchara el portazo,
por eso decidí irme sin hacer ruido,
pero ahora entiendo que eso se escuchó peor aún.

Yo también he sido el hijo de puta más grande en la vida de alguien. 
Yo le fallé a una chica que lo dio todo por verme feliz, 
que se falló a sí misma para no fallarme a mí. 

Pero he de decir que fui aquel que mientras se iba
volteó a ver segundos antes de que el telón se cerrara,
antes de que la página me cortara,
antes de que todo fuese destrucción y tinieblas.

Hoy ando cuesta abajo,
entristeciendo a los pájaros en el parque
contándoles nuestra historia
y entonces me reprochan.
La gente dice que estoy loco al hablarles de ti
y es la misma que me dice que te deje cicatrizar,
lo que no saben es que esta vez fui yo quien dejó la herida.

Tú no vales un millón,
tú vales los sueños de un soñador,
las ganas de un emprendedor,
las caricias de una madre.

Todavía tengo rastros de aquellas noches de fogata
frente al mar
y trataba de diferenciar el sonido de tu risa
con el de la brisa.
Nos mirábamos sin decir una palabra
y la luna soñaba con un eclipse:
el de dos que se miran en silencio
mientras se burlan de la vida.

Esta vez fui yo quien se marchó.
Siento mucho haberte causado un dolor imperial. 

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