viernes, 27 de mayo de 2016

Corre

Corre.
Sálvate de mí.
Sálvate de esta guerra que evocan mis manos
deslizándose por los pliegues de tu falda.

Corre.
Sálvate de este cuervo que busca tus ojos tristes,
de este sinsentido que busca alguien que le encuentre uno.
Y no huya al ver que en su mirada hace demasiado tarde,
pero que en su sonrisa aún marcan las doce de la medianoche.

Sólo cierra tus ojos
y corre.
Sálvate de esta alma putrefacta 
que posee en sus manos el arma
que algún día disparará 
y será el Dorian de algún retrato.

Corre rápido y lejos.
Sálvate de este tren hacia ninguna parte,
de esta perdición que emana mi sonrisa
cuando lo que es: un francotirador hacia todas partes.
Libérate de ser una víctima.

Corre.
Deshazte de mi foto.
Quema el resto de mi sonrisa del cepillo que te llevaste.
No me llames para buscarme, porque sabes que te encontraré.
Sálvate de esta guerra que busca amor;
de este cuervo que busca refugio;
de este fuego que busca un hogar.
Sácame de tu jaula torácica.

Corre.
O abrázame.
Sé el mar que traiga las olas que calmen el tormento que yace dentro.

Corre.
Pero, por favor, no huyas.

Corre
y siente la magia de algún día ser alcanzada.

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