viernes, 5 de agosto de 2016

Hablemos de cosas, personas y circunstancias

Hablemos de Manhattan. De la vez que pusiste estrellas al cielo y el mar supo rimar la profundidad de sus aguas con los años luz del universo. De cuando sonreías y me olvidaba hasta de mi nombre. De cuando querías comerte el mundo teniendo los ojos rojos y las ganas tiradas en el suelo. De la poesía de tu mirada puesta sobre un amanecer tras 500 atardeceres imposibles. De los kilómetros de miedo que hay entre dos que se aman y no se dicen a la cara cuánto se echan de menos. De cuando por primera vez el Sol eclipsó con la Luna y todo fue oscuridad absoluta. De cuando Marilyn amaba a alguien en silencio y gritaba hasta volverse loca. De cuando el mundo vio por primera vez la felicidad personificada, o cuando escuchó por primera vez una risa, o cuando dos se tomaron de la mano. De las veces que te has caído y te has quedado tumbado, en silencio, mirando el cielo, soñando algún día tocarlo, conquistarlo, nadar fuera de sus límites. De cuando Amy encontró a Blake, porque créeme que todos, en algún punto de nuestra vida, encontramos al nuestro. Indestructible y dañino. De cuando los sueños se hacen realidad y te sonríen al otro lado de la calle. De cuando eres el primero en pedir perdón, aunque tú hayas sido la herida. De cuando le dices adiós a alguien a quien juraste jamás decirle hasta nunca. De las lágrimas en medio de un beso. De las sonrisas en medio de la tormenta. De los aciertos cuando teníamos las probabilidad en contra. De las veces en que miraste al cielo buscando ese rostro que se había marchitado con el tiempo. De los quédate que te hacen estremecer el alma y te hacen tantas fracturas como curas en los huesos. De los viajes a un cuerpo del que no vuelves jamás. De las llamadas de madrugada que sirven para desahogarte y reflexionar sobre lo que quieres. De los suicidios sentimentales. De los suicidas que sólo buscaron un abrazo y al no encontrar uno, donde se sintieran como en hogar, saltaron sin pensarlo dos veces. De los raya divisora que hay entre hacerlo y quedarte donde estás. De las oportunidades que pierdes y que después, con los años, te das cuenta de que el error hubiese sido cogerlas. De los días grises donde alguien te hace reír hasta la médula. De los trenes que pierdes por quedarte un poquito más a su lado. Del día en que descubriste el verdadero amor: el propio. De los finales y de los comienzos. De los puntos finales y de las nuevas historias. Hablemos de cada punto, coma y espacio de nuestra historia.

2 comentarios:

  1. cuando te leo, inmediatamente recuerdo porque escribir me ha sanado el alma tantas veces... gracias

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  2. No dejes de escribir. Seguí creciendo. Sos grande 💪🙌💛

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