viernes, 21 de noviembre de 2014

Cicatrices

Decidió besarme por última vez. Recuerdo aquella tarde de abril como si fuese ayer. El verano llegaba, pero todo parecía que el invierno de mi vida había llegado.

Caminé por un buen rato mientras trataba de resignarme a lo que no quiere permanecer, pero se me hizo tan imposible lograrlo, que terminé con vértigo. Y con las manos frías y con las ganas de no saber adónde ir. Creo que estaba jodido. Mucho, diría yo.


Cuando llegué, estaban las maletas en el taxi, ella me lanzó una mirada triste. Yo le dije que fuese feliz, aunque por dentro me moría.

Cuando entré, todo estaba ordenado, menos los sentimientos, porque por los muy hijos de puta he terminado con muchas heridas, pero es bonito mientras duró. 

Pasaron varios días antes de darme cuenta de que sobre la mesa estaba una carta, que decía lo siguiente:

"Querido Ben, sé que no existen palabras para explicar una despedida, sé que ni siquiera el tiempo logrará cicatrizar tus heridas y que llegará un día en que te cansarás de tenerlas siempre abiertas y lo harás por cuenta propia.

Créeme cuando te digo que traté la manera posible de dejar un buen recuerdo en ti, pero, por desgracia, al final del día, terminamos siendo una cicatriz más en la colección de la vida. Cuando tratamos de ser un buen recuerdo, en realidad, lo que hacemos es que inconscientemente le hacemos daño a las personas que más queremos. 

Quizás nunca entenderemos a la vida, ni ella logrará entendernos a nosotros, pero ¿no crees que el sentido de la vida es recordar solamente lo que nos hace sonreír en nuestros peores momentos, y olvidar todo aquello que nos quita la sonrisa? Quiero decir: a veces la solución y lo mejor que podemos hacer es seguir en el camino, sin dejar de recordar lo que nos mantiene de pie y quitarnos de encima todo lo que nos pesa, por ejemplo, los malos recuerdos. Eso pesa demasiado y no nos sirve para nada, excepto para torturarnos con lo mismo cada minuto de nuestra existencia.

Más allá de lo que quiera o no, quería hacerte saber que me quedaría por siempre a tu lado, lastimosamente las circunstancias, o la propia vida, nos separan de un abismo y de otro. En este caso, somos abismos que se encontraron cuando el río era nuestra unión, pero llega un día donde lo único que nos une son las extensas raíces de los árboles, y, por más que pase el tiempo, quedan allí, aunque estén secas.

Me despido, pero ya sabes: la vida nos hizo tener algo en común, lo cual recordaremos para siempre. No todo lo malo es malo, ni todo lo bueno es bueno. Tenemos tantas cosas bonitas por recordar, así discúlpame por haber dejado una cicatriz en ti."

Luego entendí las razones por las que la gente se va, no todas se van porque quieren, algunas lo hacen haciéndonos saber que se quedarían toda su vida a nuestro lado. Y es bonito.

No tuvo por qué disculparse, puesto que quizás yo también soy una cicatriz en ella. Y las cicatrices siempre estarán allí y tienes que aprender a vivir con ellas.

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