jueves, 14 de enero de 2016

Tal vez lo único que queda es... todo

Tal vez ya no te ame como te amaba, 
tal vez ya no te mire como te miraba, 
tal vez ahora solamente te vea 
como veo al resto. 
Como veo a la vida, 
al cielo, 
a las estrellas.
Y lo siento si he fallado a la promesa de amarte para siempre, 
no he logrado hacerlo en estos años que han pasado ya
entre nosotros 
y ahora solamente nos referimos a nosotros como algo muerto, 
algo al cual le seguimos echando tierra.

Tal vez todo sea diferente, 
tú ya estás con alguien más 
y yo también ya estoy con alguien más. 
Quizás ambos fallamos a la promesa 
y no es cuestión de uno, 
es cuestión de sensaciones, 
de experimentar cosas nuevas, 
de conocer mundos, 
de llorar en diferentes camas, 
de corrernos entre lágrimas.

Tal vez todo haya cambiado: 
las vistas, 
las miradas, 
las formas, 
los lugares. 

Tal vez lo único que nos quede es la sensación de que
a veces lo fugaz te deja huellas permanentes.
Y es que lo nuestro fue más de autodestrucción, 
que de reconstruirnos desde las raíces, 
porque fue un amor enfermizo.
Y presiento que ambos fuimos suicidas
al dejarnos consumir en un infierno lento y tormentoso.

Si todo este tiempo me he contenido las ganas de salir corriendo a abrazarte
es porque todas las veces en las que lo hice veía que ya me habías cerrado tus brazos
y el último día en que lo hice los tenías abiertos
pero no para mí.

Tal vez las canciones siempre hablaron de nosotros 
y ahora es donde nos detenemos a escuchar la letra 
y nos duele.

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