lunes, 5 de octubre de 2015

Un universo de cosas insignificantes


No tengo más canciones para dedicarte, pero sí más insomnios para compartir contigo.
Y la noche salió como de costumbre, 
con su gala y sus estrellas, 
las miradas puestas en su precioso vestido 
y el color de sus labios
fue mi favorito desde entonces.

Si el mundo captase ciertos momentos
la vida estaría llena de un universo
de cosas que, a simple vista, son insignificantes,
pero que son las causantes de un
antes y un después de conocer a alguien
cuando tu vida es un desastre.

Con ella comprendí que cuando estás enamorado,
el amor pasa a segundo plano, 
y lo primero que quieres hacer es hacerle reír
porque quieres que sea feliz
en todas las estaciones posibles.
Y yo quería que no le doliese tanto el invierno,
ni que el otoño le albergara tanto recuerdos
que le quitaran la sonrisa.

Y me abrazaba inesperadamente,
y yo la abrazaba más fuerte aún, 
sentí cuán ruina era por dentro,
apenas se mantenía de pie,
 y fue allí donde pude capturar 
cuán humana era.
Estaba rota,
perdida 
y escuchaba canciones tristes.
"Es lo que me hace sentir mejor", decía.

Lo que no sabía era que ella 
era lo que me hacía sentir mejor a mí,
era lo que me hacía mejor persona.

Salió corriendo por esa avenida
donde dejó tirados sus sueños rotos 
y la sonrisa, también.
Yo la recogí del suelo 
y la enfrasqué.
Y, a día de hoy,
es la linterna que utilizo 
cuando el anochecer se aproxima
y no me da tiempo para frenar con su recuerdo.

Se fue un día de octubre,
no supe nada,
ni siquiera encontré una carta de despedida; 
supe que se había ido para siempre
cuando el invierno se mudó a mi pecho izquierdo.

Cuando ya no tuve canciones para dedicarte; empecé a dedicarte mis insomnios.

1 comentario:

  1. Fue un 1 de octubre de 2015 que desde ese día no te veo!!! Te extraño más que nunca. Espero tu llamada día tras día. Ni siquiera una carta de despedida, la esperaré. QLE

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