martes, 22 de diciembre de 2015

Atardeceres

Héroe, 
eso me faltó ser.
Ser mi salvavidas, 
salvarme ante el naufragio que anticipaban
tus pasos acercándose a mí.

Apareciste cuando yo era una herida,
por eso te dolí desde el principio, 
ojalá se pudiesen cambiar las primeras malas sensaciones 
por ser la canción que tarareen tus labios por las noches.

Si me dicen que tú no eres poesía, 
yo les diré que nunca han sabido de literatura 
ni de ser poetas. 
Poeta es la noche mientras una canción se reproduce 
y nuestras vidas no piensan dos veces en atravesarse, 
una con la otra.
Y enredarse como se enredan los cascos cuando los llevas en el bolsillo. 
Y es, a veces, prácticamente imposible desenredarlos.

Qué quieres que te diga, 
si ya te lo he escrito todo, 
todo lo que no te dije.

A veces no salva el hecho de que te abracen, 
sino el acto de valentía de abrazar una ruina que está a punto de colapsar.
No te detengas.
Sigue.
Llegó Diciembre 
y hace frío. 
Y los recuerdos por estas fechas siempre me han sabido muy amargos recordar.

Espérame lo suficiente 
como para sacarte a bailar en la estación correcta, 
porque siempre he sido yo el incorrecto 
en las vidas que he conocido.
Perdón si no llego a tiempo, 
pero siempre soy yo quien se detiene a contemplar los atardeceres.
Y ellos al igual que tú 
están
lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario