lunes, 18 de abril de 2016

La piel es un lugar de edificaciones

Siempre girando en la dirección incorrecta, 
frenando en los lugares donde llorarás 
y acelerando de quienes te pondrían una rosa
en cada herida abierta.
Te cierras cuando ves alguna razón
y te abres cuando ves venir una lágrima
que terminará por tirarte las noches.

No hay más cielo arriba de ti,
porque te lo has comido todo,
has quitado las estrellas de su lugar
para ponerlas en la pista de baile,
pero, con razón, corazón,
andas pisando tantos cristales.

Abrazas la herida,
pretendes hacerla más tuya que de nadie,
sin darte cuenta,
que las heridas son de quienes las hacen. 

La piel es de uno,
las cicatrices de otros.

Tú sabes que la verdad no siempre se dice con palabras:
tú abres los ojos,
dejas que te rompa
y vuelves a cerrarlos.
A esconderte tras maquillaje,
tras esa mascara que jamás ha dejado de sonreír.
Vuelves a esa oscuridad que llevas en las entrañas
y tus costillas resguardan los rayos que le has robado al sol.
Nadie sabe que dentro
llevas un eclipse
que ha durado toda la vida. 

Quieres que el mundo se pare
de
una vez
por todas.
Y por todas yo te digo que si siempre gira
es porque tú estás en él.
Tú, cielo.

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