domingo, 24 de abril de 2016

Víctima

Dime quién es su hombro cuando quiere llorar y sólo ve un montón de caras tristes, quién es su noche cuando lo único que busca es dormir para olvidar u olvidarse de sí misma, quién es su estación en la que florecer y ser primavera para algunos ojos, quién es la puerta que anhela cruzar y cerrar, porque quiere encerrarse en un corazón que sepa cantarle en cada latido que todo volverá, quizá no a ser como antes, pero sí que volverán algunos. Tiene miedo de alejarse, de irse para siempre sin que nadie vaya tras su rastro y sentirse como una completa desconocida para un mundo que creía conocer.

Dime quién es su ventana para soñar con algún día y con aquel día, mientras la suave brisa toca su piel y alborota sutilmente su pelo y ella no deja de mirar el atardecer, y alguien al mismo tiempo también sueña lo mismo desde el otro extremo de la soledad y tiene la mirada perdida en el mismo horizonte en el que se parte pensando lo mismo.

Busca querer y que la quieran,
busca armar y que no la rompan,
busca amaneceres, que atardeceres,
busca principios, que finales ya tiene muchos en las ojeras,
busca el baile que jamás bailó,
la sonrisa que jamás sonrió,
la mirada que jamás miró,
el sentimiento que jamás estrenó.

Es océano y desierto,
imprevisible e imprescindible,
impermeable e imposible, 
mito y verdad,
mitad cuento, mitad historia.

Quiere que la miren como quien mira una puesta de sol,
que la escuchen como quien escucha el oleaje,
que la acaricien como jamás nadie lo ha hecho con una espina.
Sin miedo,
con valentía
y sin cerrar los ojos.

Que la besen como a Marilyn
y que jamás la dejen como a Ana
con su corazón sonando triste
puesto sobre la mesa de noche,
mientras intenta contener el mismo océano 
que la ahoga.

Dime quién es su canción cuando busca asilo, porque está huyendo de un mundo donde sólo ve puñales y armas puestas sobre la sien. Quién es su canción refugio, quién es aquello a lo que se le llama hogar y sólo ve un vacío en donde pone la mirada, quién estará ahí para salvarla de sí misma y de los fantasmas que entran por la ventana.

Quién estará ahí cuando ella lo necesite y necesite que le digan: "vamos, niña, tú puedes". Quién le ayudará a desatar la soga del cuello y a abrirle el corazón para que salgan volando los pájaros. Porque es una jaula para quien caiga en él.

Llámala como aquella chica que teniendo la absoluta libertad de elegir a cualquiera, elige a todos, menos a ella. Y carga con la condena de que la señalen como la asesina, cuando en realidad es la víctima.

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