domingo, 12 de junio de 2016

El negro es su color feliz

Es la chica de los ojalás,
de los quizás,
de los demasiado tarde,
de los a destiempo,
de los kilómetros,
de los tropezones a media luz,
de las medias noches rotas,
de los inviernos en la mirada
y de los trenes perdidos.

También es la chica de los posibles,
de las ganas puestas,
de las sonrisas curacorazonesrotos,
de los días de colores,
de las noches arreglavidas,
de los salvavidas
y la avenida donde encontrarás
al amor indestructible de tu vida.

Es la chica de la que tanto habla Madrid cuando duerme,
porque solamente la encuentras en tus sueños
y, una que otra vez, se convierte en pesadilla;
es esa tormenta que te sigue más allá del tiempo,
ese error repetible que te carcome los huesos,
esa sonrisa por la que matarías 
y mancharías tu alma de sangre.

Nadie sabe lo que quiere hasta que lo pierde,
pero ella lo sabía antes de perderme,
me sabía de memoria
y me tenía hasta la clavícula no querer ser feliz,
porque lo merecía,
merecía más días bonitos,
más amaneceres de jamás dormirse,
que más noches de no querer despertar nunca.

Es una chica triste,
si la miras a distancia,
se convierte en abismo.
Y yo salté
como salta un suicida:
sin dudar.

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