lunes, 4 de julio de 2016

Grecia

Ella duerme y se acuerda que mañana
volverá a sonreír,
a mostrar su mejor cara,
y sabe de sobra que es de quien se quede
cuando posee la peor.

Qué es real y qué es falso,
se pregunta.
Real como sus sentimientos,
falso como quien la rodea. 

A veces sueña con despertarse a tu lado
y verse feliz contigo todos los días
de su vida.
Luego abre los ojos y se enfrenta
a la misma realidad que espera
a que vengas y la rompas
en tantos pedazos que sea imposible
armarla de nuevo.

Tú ármame, por favor.
No me rompas.
Haz que todos mis fantasmas
se conviertan en una razón
para ver el pasado y enfrentarme a ellos:
tómame de la mano,
porque sin ti no sería valiente.

Hazme fuerte,
no dejes cicatrices,
hazme reír aunque no tenga
los ojos tristes. 

Le prende fuego a Roma, 
porque es la ciudad que al revés
le recuerda su nombre.

Quiere vivir entre sus brazos,
sentirse aeropuerto en sus abrazos,
convertirse en pista de aterrizaje
siempre que no encuentres salida.

Recuerda quién estuvo ahí cuando todos se fueron,
quién estuvo a tu lado cuando todos te dieron la espalda,
quién te besó cada herida cuando los demás se dedicaron a hacértelas.
Recuérdame hoy
y siempre.

Lo que tengo seguro es que nadie te hará llorar
ni reír
como ella.

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