viernes, 8 de agosto de 2014

Te estaré esperando

¿Y a quién no le gustaría regresar al comienzo de algo? ¿A quién no le gustaría regresar a aquellos lugares donde por primera vez el tiempo se detuvo y el mundo se concentró en un solo punto, en alguien? Por lo menos a mí me gustaría volver al comienzo de aquella noche donde estabas más preciosa que de costumbre, tal vez no te lo dije, pero lo pensé tan alto que no fue necesario decírtelo. Luego, sin razón, te dí las gracias por estar en mi vida, en el fondo sabía que esa iba a ser nuestra última cena. Después me diste un beso, esa clase de beso que te hace sentir como si nunca hubieras besado a nadie anteriormente, como el comienzo del final. Duró el tiempo necesario para convertirse en el recuerdo más precioso que puede dejar alguien en la vida de otra persona, precisamente hablo sobre aquellos que al recordarlos, sin importar donde ni con quien estés, te hacen sentir mejor. Nos sentamos y platicamos sobre cómo la vida puede cambiarnos de la noche a la mañana, sobre los amaneces que tuvimos a finales de Abril, donde salir de la cama era un peligro de alto riesgo. Pero nada más peligroso que una persona que te haga sentir mundos dentro de ti y te haga estrenar sentimientos, porque el secreto está en quedarse con una persona que te haga sentir como si nunca hubieras estado con alguien más, tanto en la cama como fuera de ella. Pero te has marchado, ahora la cama es grande y fría. Ya no me quedo hasta la madrugada platicando esas cosas sin sentido, pero a ti te parecían las cosas más interesantes y graciosas. Y si algún día quieres volver, te estaré esperando. Tienes las llaves para abrir la puerta.

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