domingo, 3 de agosto de 2014

Posdata: Nunca te olvidé

Quiero convencerme a mí mismo de que te he olvidado, de que ya eres parte de mi pasado, de que eres un recuerdo más en esta colección de cicatrices. Pero todas las veces que lo he intentado han sido un intento fallido, no logro sacarte de mi presente, aunque tú estés ausente, aunque para ti yo ya esté muerto y aunque ya estés con alguien más, no logro sacarte de mi mente. La gente dice que no tengo en claro lo que quiero, pero yo sí tengo muy en claro qué es lo que cometería otra vez y qué tal vez sí. Y yo a ti te quiero cometer las veces que sean necesarias para que seamos, no partes medias, porque contigo lo quiero todo y eso implica lamernos las heridas hasta que cicatricen, besarnos la esperanza para que no se acabe y prenderle una vela al amor diariamente. Yo contigo quiero ver más amaneceres en cama, que atardeceres con peleas; verte vestirte, que desvestirte. Que me recuerdes que estoy loco y que esperas que nunca encuentren la cura a esta enfermedad provocada por el amor. Y que si estás perdida, yo seré una vía para que te encuentres, aunque yo tampoco sepa qué dirección tomar, pero lo haré. Por las noches nos contáremos las veces que tuvimos que caer para ser quien somos y todos los tropiezos que sufrimos para suceder.

Cariño, quizá no sea el tipo de chico con el que quisieses envejecer, ni con el que te gustaría caminar de la mano cuando el tiempo nos haya hecho arrugas. ¿Recuerdas aquella vez que te conté que le tenía miedo a los días en que todo parece estar perfecto, porque así como puede ser un gran día, también puede ser el peor? Por aquello de que las personas buscan el día perfecto para marcharse. Todavía tengo la sensación de que estás en ese último beso que me diste aquella tarde de Septiembre y acto seguido el abrazo que terminó por romper las partes que estaban pendientes a desmoronarse. Pues sí, el día perfecto para ti fue el peor día para mí. Y me dijiste: “Soy sólo una chica más, ya encontrarás a otra que te haga feliz”. E irónicamente eres tú la que me hace feliz, la razón por la cual me levanto cada mañana con la ilusión de encontrarte. Es cierto, me rompiste el corazón en mil pedazos, pero al menos supiste hacerlo; es más, eres la que mejor lo ha hecho. ¿Recuerdas el día en que por primera vez nuestras miradas se rozaron nuestros latidos acelerados? En ese momento supe que era a ti a quien yo había buscado toda mi vida, te vi como aquel ciego que miró por primera vez y comprobó que la perfección sí existe, no necesité una lupa para ver lo grande que eras. Nunca lo olvides: eres terriblemente inmensa. Una noche me dijiste que el olvido era tu mayor miedo. Pero puedes estar tranquila, yo sigo y seguiré recordándote. Tu recuerdo está seguro conmigo. Una vez me dijiste que le tenías miedo a la oscuridad, ahora sólo espero ser aquel recuerdo que ilumine un poquito tu vida y te haga sentir mejor.

Nunca dejé de amarte, mis ganas de encontrarte se incrementan con los días, no suelo ser conformista, pero esta vez me conformo con tan sólo mirarte una vez más. Esta es una carta sin dirección, porque no sé dónde te encuentras, lo último que supe de ti fue que te habías mudado a otra ciudad, pero espero que algún día la leas. No sé si será en unos días, meses o incluso años. Sólo quiero que sepas que yo te seguí amando cuando tú dejaste de hacerlo, yo te seguí esperando cuando tú ya estabas esperando a alguien más. Nunca supe dejar de hacerlo, porque tus huellas se han convertido en mi forma de vivir, en mi rutina. Has dejado huellas indelebles, nunca nadie ha podido borrarlas. He conocido a muchas personas, pero ninguna ha sabido hacerme reír como lo hacías tú y ninguna me ha hecho llorar como lo he hecho por ti. Y no sé, quizá en otra vida sucedamos otra vez, pero todavía tengo esa esperanza encendida para que en esta vida sucedamos nuevamente. Y si en algunos años llego a verte, no correré para saludarte ni para decirte lo mucho que te eché de menos, cuando te vea sólo te veré y te recordaré con una sonrisa. Luego me iré de aquel lugar sin dejar rastros de mi existencia, pero ten por seguro que esta vida no me es suficiente para amarte.

Posdata: Nunca te olvidé

No hay comentarios:

Publicar un comentario