miércoles, 25 de febrero de 2015

Alguien, en algún lugar del mundo, piensa en ti

Por un segundo detente y ponte a pensar que, quizás, al otro lado del mundo, alguien se está preguntando sobre tu existencia. Y sonríe al pensar que sí. Y tiene esa ilusión de algún día encontrarte y compartir, entre muchas cosas, lo que la vida les ha quitado. La felicidad, por ejemplo; las ganas de sonreír, las ilusiones, las esperanzas, las ojeras, los desvelos con alguien contándole lo dura que ha sido la vida en los últimos años, lo bonito de detrás de una risa bien puesta, las mariposas en el estómago, pensar en lo increíble que puede ser estar con alguien que, no teniendo los mismos gustos musicales que tú, se ponga a bailar contigo tus canciones favoritas. Esos días en los que sentirse bien es sólo cuestión de tener a alguien al lado o depende del estado de ánimo del otro. Sentarse en una banca del parque y ver cuán rápido se pasa el tiempo. Darse cuenta que, las horas son, en realidad, minutos contados en la compañía correcta. Y entonces en medio de la noche se dice que ojalá un día conozca a alguien como tú, porque te está soñando: eres un sueño para alguien. Una fantasía, tal vez, una fantasía oscura. Y le tiemblan las piernas al pensarte y en la idea de que, buscando otras cosas, te encuentre como se encuentra lo mejor: con un poco de miedo. Dos personas desconocidas que sienten que se conocen, o que se han buscando por mucho tiempo, no podríamos llamarles desconocidas, sino, más bien, almas gemelas que se han buscando con desesperación entre los escombros. Y entonces sí, comienzas a creer en la felicidad de al final de un arco iris. Y qué importan ya los finales.

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