jueves, 5 de febrero de 2015

Hilo y aguja, por favor

Hilo y aguja, por favor.

Hoy voy a coserme las heridas, me cansé de esperar que el tiempo las cicatrice. Hay heridas que solamente sanan cuando tú quieres cerrarlas, y hoy he decidido cerrar las mías yo mismo. Una herida me recuerda aquella ocasión en la que me miró y pensé por un momento que tenía toda la clorofila dentro, sus ojos eran verdes como la naturaleza, como cuando llueve y después las hojas de los árboles están limpias y brillantes. Pienso que tú sabes lo mucho que me dueles ahora, pero ten por seguro, cariño, que esto no fue idea tuya, fue idea del destino, de los cosmos, del universo en sí. Así que no te sientas culpable por los platos rotos que otro tiene que pagar. 

Para serte sincero, todavía sueño contigo por las noches. Todavía me quitas el insomnio. Nunca pude olvidarte del todo, traté la manera de hacerte a un lado como tú lo hiciste, pero pensé que sería un poco egoísta al privarme del derecho de ser feliz, aunque sea aferrarme a un recuerdo, enamorarme cada vez más de un recuerdo. La gente me dice que te deje ir, pero cómo demonios dejar ir a quien quieres que nunca se vaya de tu lado, cómo le dices "adiós" a quien te dio tanto para recordar. Como si dejar de echar de menos fuera tan fácil como enamorarse de la noche a la mañana. Tu recuerdo aún brilla. Todavía está vivo y creo que lo estará por mucho tiempo más. Todavía me acaricia en esas noches en las que he tenido un día mierda. 

¿Sabes? Suena nuestra canción favorita por la madrugada mientras me prendo un cigarro y veo lo triste de un amanecer, luego giro la cabeza hacia la cama y veo que todavía está intacta tu silueta. Y se me hace tan inevitable no sentir un escalofrío que sacude mi cuerpo, un día comprobé que los escalofríos más hijos de puta los provocan las personas ausentes. Su recuerdo. Su aroma. Su todo.

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