domingo, 5 de abril de 2015

Guerras

Ahora comprendo con lujo de detalles lo que queda después de una tormenta como la tuya. A mí de por sí siempre me ha gustado el invierno, imagínate cuánto amaba estar bajo tu regazo. Te preparaba chocolate caliente y tú, porque a mí se me daba fatal, hacías las galletas. Rentábamos una película en donde la protagonista muere al final y a él, lo único que le quedan son recuerdos atorados en la garganta, impidiéndole gritar. Y llorar. 

Yo, de un tiempo para acá, se me fueron acumulando las lágrimas y no sé en qué mar seco vaciarlas. Tal vez no encontré el tesoro al final del arco iris, pero sí la salida. O quizás cada uno tiene un tesoro diferente, el mío fue haber encontrado la salida después de haber gastado todos los esfuerzos posibles ante una guerra. 

Sobrevolé el cielo gris, independientemente de que llueva, porque los pájaros no saben de colores. Si quieres volar, volarás sin importar el clima. Si yo fuese un pájaro, me mojaría con tal de verte correr y jugar desde las alturas, así mismo me matara un rayo con toda su electricidad y me envolviese en fuego dando giros por el aire. Yo una vez te planteé esta teoría, y me respondiste que me verías como un ave que renace desde su nicho de muerte.

Fui espectador de las vistas más bonitas, y también fui turista de las peores ruinas. Naufragué entre sangre tratando de cerrar la herida, y siendo paracaídas traté de amortiguar la caída que supone querernos.

Sobrevolé las granadas, pero es tu sonrisa la que las hace estallar. El toque de la mano más suave, como la caricia que solamente una madre puede regalarle a su hijo. Es la mirada la que detona la bomba. El sentimiento, en fin. 

Ojalá un día todos sepan que para que una guerra termine es necesario invertir mucho en las caricias, en las palabras de amor, en los "no te vayas, te necesito", en los abrazos capaces de solucionar los problemas que no puede solucionar la ciencia.

Muchos, quieran o no, tienen la necesidad de desvestirse un domingo toda la tristeza, que un lunes puede ser bonito si cambias la mirada de cómo lo ves, que los sábados también pueden ser el día más amargo de tu vida, que una partida es el comienzo de un capítulo más en tu historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario