jueves, 6 de agosto de 2015

Querido yo

Ojalá un día de estos me dé por pensar en mí, porque, a rendición de cuentas, me debo ser feliz. Porque llegará un instante en el que la vida me pondrá frente a mí y no sabré decir otra cosa, sino "perdón". 

Perdón por haberte abandonado, 
perdón por haberte lastimado. 

Querido yo: una vez te dije que mi iba a por todas, pero no a por ti. Y fue cuando entendí que no hay peor acto suicida que abandonarte en un intento de no abandonar a otro. 

Yo te quiero, y mucho. Pero a veces no consigo la manera de expresártelo, sino con más heridas. No sé por qué soy tan así, tan amante del dolor, supongo que es porque lo hemos vivido tanto tiempo en carne propia, que un día pasó, pasó que nos enamoramos de esa mierda. Y qué mierda fue haberlo hecho. 

Recuerdo cuando intentabas, desde tu fuerza interior, impedir que me viniese abajo con todas mis ruinas. 

Recuerdo cuando anochecía y yo aún no encontraba mi lugar en el mundo, porque para serte sincero: nunca supe abrazarlo fuerte, porque siempre se me hizo ajeno a mí. 

Recuerdo cuando callaba, mientras tú gritabas por dentro. Y las palabras no decían nada, entonces las miradas comenzaron a manifestarse frente al palacio de no sé qué. 

Recuerdo cuando me enamoré por primera vez, y los dos nos sentimos extraños, ajenos a ese sentimiento; tú tenías esa corazonada, y yo ese sentimiento de que algo no iba a salir bien. Pero a quién le puede importar que salgan bien las cosas cuando estás en una ciudad donde nunca habías estado y lo único que quieres es hacer locuras. 

Recuerdo cuando te perdí, sí, a ti. Y nunca te volví a encontrar. A veces uno no se encuentra, porque realmente busca no encontrarse. 

Y ahora pago los cristales rotos. 

Te necesito, 
te necesito como aquel niño escolar que buscaba que alguien le ayudase a salir de tantísimo acoso y la única salida que encontró fue escribir; 
te necesito como quien busca encontrarse en los brazos correctos; 
te necesito porque siento que algo no funciona del todo bien, me imagino que eres tú, que te estás marchitando:

perdóname, 

no quise dejarte solo por tanto tiempo. 
Pero ahora que te he encontrado de nuevo, 
te juro que no te vuelvo a perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario