jueves, 13 de agosto de 2015

Quiéreme

Quiéreme en silencio, 
insoportable, 
en llamas. 

Quiéreme cerca de ti 
cuando esté lejos, 
préndele fuego al asfalto 
y córrete pensando en mí. 

Quiéreme con música, 
a solas, 
a madrugadas. 
Sobre todo, en lo último, 
que es donde más me duele la vida.

Quiéreme entero, 
y no por partes:
abrazando cada imperfección, 
cada nudillo en la garganta, 
cada "no sé qué siento" 
porque quizás lo esté sintiendo todo 
y no sé si es por ti. 

Quiéreme cuando no me quiera, 
cuando no quiera saber de mí, 
cuando quiera olvidarme de todos 
-hasta de ti-. 

Quiéreme en presente, pasado y futuro, 
y no me olvides en ninguno. 

Quiéreme cuando calle 
porque estoy pensando en ti
y en todas las cosas que te haría 
ahora y nunca, 
ahora y siempre, 
ahora y para siempre. 

Quiéreme cuando huela a azufre, 
porque de seguro estaré saliendo del infierno, 
del infierno de tus labios. 

Quiéreme a la orilla del mar, 
al borde la ciudad, 
frente al precipicio 
que me obliga a lanzarme 
muchas veces al día 
a ese agujero donde tanto odio estar. 

Quiéreme, 
no a medias tintas, 
no a medios días, 
no a medios ratos, 
quiéreme siempre. 

Quiéreme cuando pierda el norte 
y esté más muerto que los sueños 
de un pesimista. 

Quiéreme, joder. 
Quiéreme de una vez por todas, 
o de una vez. 

Quiéreme a plena luz del día, 
ante las mil lunas llenas de noviembre, 
ante el frío de diciembre. 
Abrázame, 
arrúllame en brazos 
y hazme tu canción de cuna favorita. 

Quiéreme cuando te odie, 
cuando deteste tu existencia 
y maldiga el día en que te conocí. 

Quiéreme en todas las personas que he sido 
y en la que me he convertido. 

Quiéreme roto 
y en mil pedazos te querré yo. 

1 comentario:

  1. Sobran las palabras. Este post siempre sera mi favorito😍
    Enhorabuena Benjamín

    ResponderEliminar