martes, 1 de septiembre de 2015

Náufragos

Es cierto que en determinado punto todos terminamos dañándonos de alguna u otra forma: están los que se enamoran, los que escriben en llamas de lo que fue y están los que ponen en su piel el infierno de tristezas ajenas.

He doblado la esquina del inicio de nuestra historia para volver a leer desde el principio tu sonrisa, como cuando descifré el invierno que traías bajo mirada y no pudiste alzar el vuelo. 

He sido amante de las caídas, y tú, has sido la mayor de ellas. Me gusta cómo me dueles justo donde recostabas tu cabeza en noviembre y nos poníamos a contar las golondrinas que pasaban por el cielo gris desde la ventana. Y yo, para serte franco, nunca supe diferenciar entre la tormenta de afuera y esa torrencial lluvia que resguardabas entre las entrañas. 

Tus ruinas me dijeron más que cualquier cara de "no pasa nada". Recuerdo lo bonito que era verte venir abajo, porque son esos momentos donde uno puede contemplar cuán humano es alguien, y tú siempre te dormías hasta sacar la última lágrima. Y la habitación se llenaba de mucha agua salada y parecíamos náufragos con todos aquellos recuerdos que nos sirvieron de tabla. Ahora tu recuerdo es mi tabla siempre que estoy a punto de hundirme, porque tocar fondo es algo de principiantes, los expertos en el tema saben que no sirve de nada hundirse si luego saldrás a la superficie. Es mucho mejor estar a la deriva, saber a lo que te vas a enfrentar y sacar todas las garras desde los cimientos.

Y yo me enamoré de tus raíces, y tú de mis espinas; aunque el pasado también corta. 

Dime cómo íbamos a salir de esta si lo que nos hundía eran nuestros pensamientos. Ojalá hubiésemos sentido más, y pensar menos.

3 comentarios:

  1. Pensar menos y sentir mas, eso es. Escribes lindo Benjamin, me gusta leerte antes de dormir

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  2. Pensar menos y sentir mas, eso es. Escribes lindo Benjamin, me gusta leerte antes de dormir

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  3. Es cierto que en determinado punto todos terminamos dañándonos de alguna u otra forma; están los que se enamoran, los que escriben en llamas de lo que fue y están los que ponen en su piel el infierno de tristezas ajenas.

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