Un día despiertas y te das cuenta de que nada ha
cambiado, de que todo sigue igual o peor que antes, sigues con las mismas cicatrices y con
las heridas más abiertas que nunca. Miras alrededor y ves que las personas que
un día dijeron que siempre estarían, ahora no están. Que las personas sólo
hablan por hablar y que no cumplen sus promesas. Todavía sigues desesperándote
por esperar algo que aún tienes la esperanza de encontrar, de que llegue, de
que suceda. Y a medida que el tiempo avanza, te sientes un poco apagado y
tienes miedo a lo que vendrá. Un día despiertas de una pesadilla preciosa a una
realidad desastrosa. Los relojes nunca se detuvieron y la vida te hizo arrugas. La vida pasó por encima de ti. Has perdido la cuenta de las veces
en que has muerto en un intento de salvar a alguien de su propio infierno y terminaste
quemándote con el fuego ajeno. O de las veces en que has intentado huir de ti,
pero lastimosamente nadie puede huir de sí mismo, aunque te vayas lo más lejos
posible (de todos y de todo). Estás tan frío por dentro que ni un abrazo de tu
madre puede calentarte un poquito. Nadie hasta el día de hoy ha sabido compartir
contigo sus cicatrices, nadie ha sabido hacer que tus heridas duelan menos y
nadie se ha quedado a vivir en tus ruinas. Y entonces comprendes que el secreto
de la vida está en vivir con las partes rotas, con los errores que cargas
encima de ti, con los precipicios y con los abismos, aunque sólo de pensarlo te
entre vértigo. Tienes que aprender a vivir por encima de cualquier situación
dolorosa. Y un día tienes la necesidad de regresar a esos lugares donde la vida
parecía tener sentido, sólo para recordar cómo eran las cosas justo antes de
que se hiciesen polvo.
jueves, 31 de julio de 2014
martes, 29 de julio de 2014
Veranos imborrables
Hay
veranos que dejan huellas en sonrisas y parece que su efecto durará una
eternidad. Esta no es otra noche más, esta es tu noche, mi noche; la noche que
dice que los dos tendremos una historia que compartir por los siglos. El mar está de testigo de que la primera vez que te miré, supe desde
entonces que quería ser tu verano. Y tú el verano que me hiciese recordar cada noche
que unas copas no son suficientes para olvidar el sabor de tu boca, ni de tu
forma de caminar, como cuando el viento se esconde bajo tu falda y te sonrojas.
Serás ese latido que me recordará que fuiste mi único y verdadero amor de
verano, intenso y fugaz. Las estrellas fugaces te pidieron a ti la madrugada de
aquel día, ¿recuerdas?
Bailabas,
y te
soltabas el pelo,
y
gritabas a los siete vientos que ibas a tomar a la vida por los cojones.
Lo
sé, el verano está por terminar, sólo quería hacerte saber que: chica, tú eres
la mejor. Que por más que venga el invierno con sus estragos, tú serás ese
recuerdo que ilumine un poquito mi vida. Recuérdame de vez en cuando, anda; pero
no dejes que muera en el olvido, que yo te mantendré en un rincón de
mi vida, ahí donde suelen estar las personas a quienes realmente llego a amar lenta,
perdida y jodidamente. No cometerte hubiese sido mi mayor error.
-“Sigue
tu camino”
me
dice la razón con el corazón en manos.
Venga,
un beso,
que te
echaré de menos por el resto de mi vida.
lunes, 28 de julio de 2014
El único recuerdo
He conocido a mucha gente, por desgracia,
ninguna se parece en lo más mínimo a ti. He intentado buscarte en otras
personas, en otros labios, en otras miradas, en otras camas, en otros lugares;
pero no logro encontrarte. Me he refugiado en nuevos sentimientos, aunque por
dentro esté un poco muerto. Los amaneceres sólo me recuerdan algo: que no estás
aquí. Las estaciones del año pasan demasiado rápido y yo todavía te espero en
cada una de ellas, aunque de distinta forma: ya no espero a que vengas. Espero
que nunca sepas la diferencia entre una cosa y la otra. Yo por ti he roto
cualquier rutina impuesta, cualquier sonrisa triste, cualquier raíz que me ata
a otra gente, a otras circunstancias, a otros momentos, a otros otoños. Con los
años me fui dando cuenta de que el tiempo no cura nada, sólo te aumenta el
deseo de querer que ocurran de nuevo algunas personas, pero en el fondo quiero
que duelas siempre, y no es por masoquismo, es porque alguna gente tiene que
doler lo suficiente como para que algún día sea aquel recuerdo que, cuando
necesitas a alguien, esté aún latiendo. No olvidemos que el dolor es, en
ocasiones, el único recuerdo.
domingo, 27 de julio de 2014
La grandeza de los pequeños detalles
Muchos hablan de las despedidas, del desamor, de los
malos momentos, de los fracasos, de las malas decisiones, de los errores, del
dolor y de las lágrimas; pero pocos hablan de la magia que existe en el primer
beso, de lo bonito y extraño que es tu primera vez con alguien, de la primera
calada a tu primer cigarro, de aquellos mensajes que lees una y otra vez, de
aquellas visitas inesperadas de personas que no estabas esperando pero que
cambiaron tu vida, de los abrazos que se ven en los aeropuertos de personas que
no se veían en años, de los atardeceres y de los amaneceres acompañados, de aquellas
veces en que tu perro es el único que se emociona y se alegra al verte llegar a
casa, de aquellas noches en las que se han escrito grandes historias, de aquellos
lugares donde pasas por casualidad y recuerdas todo lo que pasó ahí tiempo
atrás, de los veranos que se han escrito con tinta permanente, de los inviernos,
de las canciones que te transportan a lugares inimaginables y a personas que ya
no están, de la primera atracción hacia una persona y de las cosas que pasan
dentro, de la grandeza de los pequeños detalles y no estoy hablando de cosas,
muchos no entienden que los pequeños detalles no son cosas, sino acciones que
salen de lo más bonito que poseemos, es decir, del corazón.
lunes, 21 de julio de 2014
La única excepción
No quiero que alguien venga a salvarme, quiero que alguien venga a perderse conmigo. A hundirse tanto como lo estoy yo. Yo he intentado salvar vidas muchas veces y siempre termino ahogándome en la tormenta que yo mismo desato. Yo quiero que alguien venga a hacerme nuevas cicatrices, porque las que tengo me están aburriendo, porque las personas que me las hicieron ya no causan el mismo efecto. Quiero a alguien que, por muy lejos que me encuentre, tenga ese miedo de que me vaya y que al llegar no me encuentre, porque tengo esa necesidad de querer que alguien tenga miedo de perderme por una vez en su vida. Pues sí. Desgraciadamente tengo ese gran defecto: temo a perder, incluso lo que no tengo. Alguien que al contarle quién soy, no se vaya. En la mayoría del tiempo escondo mi verdadero yo, porque sucede que cuando les enseño esas cicatrices que no necesariamente se cubren con ropa, se van alejando poco a poco, hasta salir completamente de mi vida. Necesito a alguien que en vez de alejarse, se acerque un poquito más al saber mi verdadera identidad. Que sea capaz de amar con cada parte rota. Yo no necesito que alguien venga a curarme las heridas, que de eso me encargo yo (aunque me cueste muchas noches de insomnio), sino que me acepte tal cual soy y que disfrute mientras dura su estancia en el peor desastre. Porque los desastres son preciosos cuando estás con la persona correcta. Espero que alguien sea la única excepción.
domingo, 20 de julio de 2014
Abuela
Abuela, no sabes cuánta falta me haces. No sé
cómo decirle a mi madre que tú no te has ido, que estás más cerca que nunca. De
ti aprendí muchas cosas, por ejemplo, que el amor no conoce límites, que quien
los pone es porque no conoce el verdadero sentimiento que provoca y también
aprendí que la persona que te ama hará hasta lo imposible para amarte, no
pondrá ningún tipo de pretextos ni excusas, porque el amor para ser real tiene
que ser natural. Y mi abuelo sigue echándote de menos, desde que te fuiste sus
ojos no tienen el mismo brillo que mantenían, aunque él trate de no mostrarlo y
aunque hayan pasado ya varios años, sé que él todavía está roto. Abuela, he
crecido, ya estoy en la universidad y sigo escribiéndole a quien quiero. Como a
ti. Últimamente me siento perdido, como si todo el tiempo en que estuve
corriendo para llegar a alguien, haya sido el mismo en que estuvo corriendo en
la dirección contraria para llegar a mí. Por eso nunca nos encontramos. Por eso
nunca coincidimos. ¿Sabes? A veces sólo quiero que alguien me abrace
fuertemente cuando no sé quién soy, en esos días en que ni el sol logra
calentarme. Todavía recuerdo el día que te conté sobre mi más grande sueño y te
dije que nadie creía en mí. Y luego sólo me abrazaste y supe que tú lo harías
por todas esas personas que no lo hacían. Ahí comprendí que los abrazos cuando
son sinceros y de corazón, las palabras salen sobrando.
jueves, 17 de julio de 2014
Anda, cierra los ojos
Me iría a vivir a tu lado por el resto de mi vida, me
mudaría a tus miedos, a tus manías, a tu forma de herir cuando amas, a tus
angustias, a tu pasado, a tus defectos, a tus errores, a esa curva preciosa que
se forma cuando sonríes; pero sobre todo, me iría a vivir a tu lugar, ahí donde
sientes no sé qué, pero que duele no sé cuánto. Ahí me iría a vivir sin
pensarlo dos veces, porque sé que la mayoría de la gente quiere estar en esos
lugares donde todos han estado y donde todo está ordenado, pero pocos son los
que se atreven a ir a esos lugares dolorosos que poseemos, a nuestro lado
oscuro. Y yo con gusto curaría cada herida causada por esas personas que te han
hecho sentir tan pequeña como un grano de arena, ahí, a esa parte que no te
gusta. Así que cierra los ojos, vamos a soñar juntos, complementaremos nuestras
cicatrices y haremos del recuerdo nuestra mejor historia. Vamos a recordar sin
que duela. Anda, cierra los ojos.
martes, 15 de julio de 2014
Te echo de menos
Hola, te echo de menos. La gente dice que debo olvidarte,
pero siempre le he sido infiel a mi mente, el camino del corazón siempre ha
sido mi mejor alternativa. ¿Para qué seguir lo correcto si no te hace feliz?
Mejor seguir a aquello que te abraza por la espalda y te hace sentir que nada
es mejor que un abrazo sincero. Y que el mundo parece detenerse en los labios
de alguien, por segundos no existe nadie más, sólo la persona que estás besando.
Siempre he pensado que es mejor seguir a aquello por lo que estás dispuesto a
morir en el intento, porque si lo haces: la muerte será satisfactoria, sabiendo
que moriste haciendo lo que amas. Y yo contigo lo he encontrado. He encontrado
un motivo que haga que mis noches sean más llevaderas, que sean un poco
calurosas en la cama de alguien, que abrace mis partes rotas y que no me suelte
jamás. Porque algunas personas hemos estado viviendo abrazados por la soledad
por mucho tiempo, que ya es hora de que alguien venga y haga de nuestra vida lo
que quiera, menos tristeza. Regresa, por favor. Te echo de menos.
lunes, 14 de julio de 2014
Lugares, personas
No echamos de menos a aquellos lugares donde fuimos felices, sino que
echamos de menos a aquellas personas que estuvieron ahí. Porque pueda que regresemos
a esos lugares en más de una ocasión, sólo para recordar lo que vivimos ahí, pero
los recuerdos serán los únicos que nos tomarán de la mano y nos acompañarán
siempre. Nos susurrarán detrás de nuestra oreja: ¿Recuerdas todo lo que pasó en
ese lugar? ¿Recuerdas cuando sentiste por primera vez la grandeza de la vida?
Algún día entenderemos que la vida se basa en esos pequeños momentos que pasan
desapercibidos. Han pasado exactamente ocho otoños desde la última vez que
estuve con alguien que me hiciese sentir la felicidad absoluta. Que la
felicidad no son lugares, sino personas. Puedes estar viajando alrededor del
mundo, pero si no tienes a la persona que amas, te parecerá otro lugar más. Así estés
en Roma o en París. ¿Le has encontrado un significado a la tristeza? ¿Has experimentado esa sensación que tienen las despedidas que suceden en los aeropuertos? Cuando ves a esa persona partir de
tu lado para irse a un lugar que está a miles de kilómetros, pero antes tienes
que soportar esos abrazos y esos besos de un adiós indefinido, que te parten
pedazo a pedazo. “Vuelve pronto”, pero ese pronto se hace eternamente
largo. Lo ves subir al avión y te entra esa impotencia de no poder hacer nada
para que se detenga, mientras te rompes al verlo partir y no saber cuándo será
la próxima vez en que volverás a verlo. Es la peor despedida, sólo después de
aquella donde te despides de alguien que está a punto de morir.
domingo, 13 de julio de 2014
Catastrofe
Últimamente me siento vacío, como si algo me
faltara. La mejor palabra que me define en estos momentos es: Incompleto. Como
si todo me hiciese falta, pero veo a mi alrededor y veo que está todo. Quizá el
problema sea yo. Para ser más exacto: son ideas y pensamientos los que se
cruzan por mi mente, tengo un desastre encima de mí y dentro también. Quizá soy
una de esas personas catástrofe, que esperan que alguien venga y desordene un
poquito más su vida, o eso espero yo. Porque para mí el orden y la perfección
son las cosas más aburridas que jamás han existido. Y con lo que a mí respecta,
todavía sigo echando de menos a personas que ya se olvidaron de mí y sigo cogiéndole
cariño a lugares que nunca fueron míos, lo mismo pasa con las personas. Echo de
menos algo que nunca tuve y si lo tuve, a lo mejor estaba soñando. Tengo esa
manía de encariñarme demasiado rápido. Qué putada. A veces soy frío con quien
me da todo su cariño, no es porque quiera serlo, sino porque tienen que pasarte
muchas cosas para ser quien eres. Detrás de las personas frías está algo o
alguien que hizo que cambiaran, tanto por dentro como por fuera.
miércoles, 9 de julio de 2014
Piezas desiguales en el puzle de la vida
Siento que hemos llegado tarde, no sé a dónde, pero hemos
llegado tarde. Al igual que pienso que estamos perdiendo trenes por personas
que nunca vendrán. Estamos rotos. Tanto que necesitamos a gente que esté igual
que nosotros, por eso de que los corazones rotos sólo encajan con otros rotos. Estamos
destinados a ser piezas desiguales en el puzle de la vida. Las personas felices
buscan personas felices, de igual manera pasa con las personas tristes. Usualmente
las personas suelen refugiarse en sitios donde se sienten seguros. Yo siempre
quise ser, no un hogar, pero sí un lugar donde alguien quisiera quedarse a
vivir mientras le durara la vida, que se quedara para ver el amanecer desde la
cama y que no se fuera antes del atardecer, porque para ser sincero: siempre le
he tenido miedo a las despedidas. Necesitaba a alguien que expandiera sus
raíces en mí, es decir, que abarcara todas las partes posibles. Que yo no
quería a alguien que me ayudara a encontrarle un sentido a mi vida, sino que lo
fuera; que no es lo mismo un sentido de algo, que de alguien.
lunes, 7 de julio de 2014
Y es ahí, justo en ese momento, cuando comienzas a creer en la magia
Y, de repente, un día cualquiera, conoces a alguien que,
sin darte cuenta y sin quererlo, te hace sonreír. Y que, además, llega a
comprenderte mejor que cualquier persona cercana. Sientes conocerlo de toda la
vida, aunque nunca lo hayas visto, es como si fuese un motivo que te haya
perseguido al mismo tiempo en que estuviste huyendo, tratando de encontrar una
razón por la cual valiera la pena luchar. La encuentras. Estaba en un lugar sin
esperanza, en un lugar inhabitable. Poco a poco va haciendo un hueco en tu
vida. Finalmente lo hace. Abarcó la mayor parte de tu tiempo y de tus
pensamientos. Echó raíces en lugares donde nadie más había estado, en esa parte
donde te tocabas a diario y sentías un vacío enorme. Ahora ese vacío está lleno
de vida. Y te preguntas: ¿Cómo una persona que conocí por casualidad se convirtió
en la persona que había buscado toda mi vida? Y es ahí, justo en ese momento,
cuando comienzas a creer en la magia.
sábado, 5 de julio de 2014
Te echo de menos
Dijiste:
“Ya no le robaré sonrisas a los poetas,
ya no seré la excusa para ser la musa de un verso,
ya no seré la que caminará por los pliegues de tus sábanas
blancas,
ya no seré la que provoque en ti los mejores orgasmos,
ya no seré la razón que te hará brillar los ojos como el sol
en verano,
a partir de hoy seré tu único e irreemplazable invierno de tu
vida.
Y me echarás de menos, cuando menos te lo imagines,
me echarás de menos,
sin darte cuenta, pensarás en mí y pedirás que vuelva,
pedirás a estrellas fugaces que te devuelva el recuerdo,
pero para entonces
quizá ya sea demasiado tarde.
Me habrás perdido en los mismos segundos en que me conociste:
en un instante.
Así me perdiste.”
Y lo peor de todo es que es verdad.
Te
echo
de
menos.
viernes, 4 de julio de 2014
Precaución, lugar inhabitable
Ojalá hubieses cerrado la puerta y ojalá hubieses colgado un
rótulo advirtiendo: “Precaución, lugar inhabitable”, en señal de que hay
peligro dentro, que hay alguien que está hecho polvo, porque fue parte de un
incendio interior. Y ahora sólo somos cenizas esperando que alguien llegue y
limpie todo el desastre causado por las visitas anteriores. Pero dudo mucho que
alguien más quiera arriesgarse a barrerlas, porque a veces nos convertimos en
granadas, quien nos toca puede quedar herido de gravedad o puede terminar muerto,
o simplemente con miedo de volver a amar. Esto llevará tiempo. Tendré que
sentarme a esperar a alguien que sé que jamás llegará, porque es quien se ha
ido. Para no volver nunca. Empacaste toda tu ropa y todas tus cosas, y creo que
también empacaste mis ganas de seguir luchando y de seguir intentando. Que los
trenes ya no desembocan en tu boca, sino en el precipicio del temor al olvido. Las
ganas se han suicidado. Y lo único que me queda son las fotografías.
jueves, 3 de julio de 2014
Volveremos a vernos
Y volveremos a vernos.
Al otro lado de la calle,
en la cafetería,
en el supermercado,
en el parque,
en la universidad,
en la biblioteca,
al final de una taza de café,
o cuando estemos durmiendo;
nos encontraremos en una canción,
en una película,
en las letras de un verso mal escrito,
en el final de una triste historia,
o al final de un orgasmo.
No sé dónde ni cuándo, pero volveremos a vernos,
así sea a lo lejos;
pero volver a mirarnos,
jamás.
Quizá en otra vida.
martes, 1 de julio de 2014
La vida es la canción más larga
La
vida es música, son notas musicales concordes a los momentos, tiene sus bajas y
sus altas. El adiós para siempre de un amor, la muerte de un ser querido, la
decepción de un amigo: es una canción triste y melancólica. El primer “hola” al
primer amor, el nacimiento de un hijo, ver a nuestra madre sonreír, la
realización de un sueño: es una canción alegre y movida. Momentos en que
deseamos subir el volumen, porque queremos que duren para siempre; otras veces
lo bajamos, porque queremos que duren sólo esos tres minutos. La vida es la
canción más larga y el final depende de cómo lo escribamos, porque nosotros
somos los escritores de esta gran y hermosa canción. Cantemos la felicidad,
cantemos la tristeza, cantemos los sueños, cantemos la paz, cantemos el amor y,
sobre todo, cantemos la vida y todo lo que de ella provenga. Nosotros somos los
versos y ella es la voz. La vida es una canción, como tal, nos equivocamos en
la letra y preferimos escribir una mejor, una mejor que la anterior.
Olvidémonos del ayer, del hoy, del mañana, olvidémonos de todo y de todos, y
que la única sinfonía que se escuche sea la de nuestro corazón latir. Bailemos
alrededor de los problemas, bailemos
alrededor de todo lo que nos hace daño y nos quita la sonrisa, bailemos hasta
que nuestros pies sangren y cantemos hasta quedar afónicos, en señal de estar
viviendo y no sólo respirando. La vida pone la música y nosotros nuestros
mejores pasos. Ella no se detendrá ni por ti, ni por mí, ni por nadie. Ella no
sabe lo que es tener el botón stop, ni repeat, sólo conoce el play. Seguirá
reproduciéndose, incluso después de la muerte. No nos quedemos sentados viendo
cómo pasan los segundos, hagamos de nuestra vida la mayor obra de arte.
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