Dijiste:
“Ya no le robaré sonrisas a los poetas,
ya no seré la excusa para ser la musa de un verso,
ya no seré la que caminará por los pliegues de tus sábanas
blancas,
ya no seré la que provoque en ti los mejores orgasmos,
ya no seré la razón que te hará brillar los ojos como el sol
en verano,
a partir de hoy seré tu único e irreemplazable invierno de tu
vida.
Y me echarás de menos, cuando menos te lo imagines,
me echarás de menos,
sin darte cuenta, pensarás en mí y pedirás que vuelva,
pedirás a estrellas fugaces que te devuelva el recuerdo,
pero para entonces
quizá ya sea demasiado tarde.
Me habrás perdido en los mismos segundos en que me conociste:
en un instante.
Así me perdiste.”
Y lo peor de todo es que es verdad.
Te
echo
de
menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario