Siento que hemos llegado tarde, no sé a dónde, pero hemos
llegado tarde. Al igual que pienso que estamos perdiendo trenes por personas
que nunca vendrán. Estamos rotos. Tanto que necesitamos a gente que esté igual
que nosotros, por eso de que los corazones rotos sólo encajan con otros rotos. Estamos
destinados a ser piezas desiguales en el puzle de la vida. Las personas felices
buscan personas felices, de igual manera pasa con las personas tristes. Usualmente
las personas suelen refugiarse en sitios donde se sienten seguros. Yo siempre
quise ser, no un hogar, pero sí un lugar donde alguien quisiera quedarse a
vivir mientras le durara la vida, que se quedara para ver el amanecer desde la
cama y que no se fuera antes del atardecer, porque para ser sincero: siempre le
he tenido miedo a las despedidas. Necesitaba a alguien que expandiera sus
raíces en mí, es decir, que abarcara todas las partes posibles. Que yo no
quería a alguien que me ayudara a encontrarle un sentido a mi vida, sino que lo
fuera; que no es lo mismo un sentido de algo, que de alguien.
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