viernes, 5 de junio de 2015

Lana

Ella es una de esas chicas
que si se fuese en piyama 
a la oportunidad de su vida, 
sonreiría y se la darían 
sin pensarlo dos veces. 
Es la que lleva la mirada cuesta abajo 
y su bandera a tres metros sobre el cielo.
Y su lema lo lleva oculto bajo la falda 
y lleva tatuado parte de su verso favorito: 

"And I swear that I don't have a gun".

Es una de esas chicas que revolucionan 
cada continente que pisan, 
cada tristeza en risas,
y son risas las que saca con el sonido de la suya.
La que se fuma un cigarrillo a mitad de la noche 
y deja ver toda la mierda que carga encima, 
todo lo que le pesa en los hombros, 
las espinas que le sangran la cabeza. 

No muestra su espalda, 
porque está llena de puñales; 
ni su corazón, 
porque está lleno de balazos.

Es la chica que abraza a distancia, 
que hace añicos los imposibles, 
que rompe cada rutina por el simple hecho 
de sentir la libertad entre sus manos, 

la que lo destruye todo para volverlo a armar, 
la que te provoca suspiros y la que también te quita el oxígeno. 
La que estremece a Galicia cuando visita a sus abuelos, 
la que hace soñar a Roma con una ciudad sin ruinas, 
la que le prende fuego a Atocha.

La que te puede poner los ojos rojos de tanto reír al estar, 
pero también los ojos hinchados de tanto llorar 
al momento de su partida.

Se resiste a dejar sus clases de francés, 
aunque nunca quiera ir a Francia. 
Se rehúsa a mudarse fuera de su habitación 
porque no sabe cuál es su lugar ni adónde ir.

Es la chica que folla con Guns N' Roses tocando de fondo 
y el invierno le parece demasiado triste, 
por eso siempre tiene a su gato al lado, 
él es quien la ha visto en sus peores infiernos 
quemarse, 
hacerse cenizas 
y resucitar en una canción. 

Es de las que por fuera aparentan ser cuerdas, 
pero que por dentro gritan como locas. 
Colecciona balazos en el baúl de recuerdos, 
pero siempre es una sonrisa la que termina matándola.

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