domingo, 14 de junio de 2015

No te olvides de mí

Pero, mírame: estoy cayendo en un lugar en el que no he pisado antes, en el que todas las brújulas me señalan que adonde debo ir, es a ti. Lo sé, estoy perdido, jodido, enfurecido y jodidamente podrido por dentro. Ya nadie habla de mí como tú lo hacías con ese brillo en los ojos, todo habla de destrucción continua y sin salvación. 

Yo quise, más que salvar vidas, salvar idas. Quise que te quedaras. Que te quedaras por muchos años -por no decir: para siempre-. Que me apretaras la mano cuando tuvieses miedo y que fuera la primera persona de la que te acordaras cuando alguien te preguntara en qué estás pensando.
Maldito punto intermediario que me separa de tus brazos. Maldito asfalto. Maldita tú, que me esclavizaste a tu piel y luego fue un puto incendio que terminó quemando el futuro. 

Y pensar en lo triste que es ver cómo se hace cenizas -frente a tus ojos- lo que quieres construir con alguien; el lugar, las esperanzas, todo lo que pusiste en ello: las ganas, las ilusiones, todo. 

Después, lo único que queda, es polvo.
Y no nos olvidemos de la devastación.

A veces siento que estoy en una caída en un abismo sin fondo 
y que tú no vendrás a salvarme; 
a veces siento que estoy por volverme cuerdo 
y que tú no vendrás a sacarme a bailar. 
Hay noches en las que me da por desviar la mirada a la luna 
y querer que tú me eches de menos. 
De que, en cualquier día de estos, saldrás corriendo 
y tocarás la puerta, 
o entrarás por la ventana 
y te veré al otro lado de la cama.
Y haremos temblar al frío. 


Siempre creo futuros a tu lado, 
aunque tú no quieras compartirlos conmigo, 
aunque por dentro me esté muriendo 
por irte a buscar, 
pero ya te he visto con otro de la mano, 
ya otro te saca a bailar, 
ya otro te regala rosas, 
ya otro te provoca suspiros. 
Pero, amor, alguien puede amarte mucho, 
pero no tanto -como yo-. 
Ojalá lo entiendas, 
no, 
ojalá nunca entiendas este desastre de palabras.

Y pienso en lo triste que soy yo sin ti, 
y en lo feliz que eres tú sin mí. 
En lo infeliz, 
en lo miserable 
que uno puede sentirse a veces en algunos rincones de la vida.

Que me olviden todos, 
pero tú, 
por favor,
no te olvides de mí.
Ya pagaré mi condena con tu recuerdo.

1 comentario:

  1. Todo mi presente resumido en un texto. Que poder tienes de que cada historia que escribes pueda ser un espejo de mi historia...

    ResponderEliminar